¿Cómo surge la artritis? El origen de la enfermedad es clave para su tratamiento

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Alrededor de un 10% de la población española padece alguna forma de artritis. Un conjunto de enfermedades de origen desconocido como la artritis reumatoide, artritis psoriásica, espondiliartritis, lupus o la gota; y cada una con sus causas y mecanismos de acción diferentes, que limitan la calidad de vida de los pacientes que la sufren.
Los síntomas de la artritis varían dependiendo del tipo de enfermedad, pero van desde el dolor de articulaciones, hinchazón, rigidez y limitación del movimiento. Síntomas que suelen ser persistentes y empeorar con el tiempo, por lo que es importante contar con un diagnóstico preciso cuanto antes para comenzar un tratamiento adecuado.
Se sabe que los factores genéticos, ambientales y de estilo de vida pueden influir en el desarrollo de la enfermedad y aunque no todas las formas de artritis se pueden prevenir, adoptar hábitos de vida saludables y conocer su origen puede ayudar a reducir el riesgo y la gravedad de sus síntomas.
¿Qué puede causar la artritis?
Son numerosas las enfermedades del sistema inmunológico que pueden desembocar en una artritis, y «cada una tiene su propia evolución clínica y tratamientos específicos y concretos», explica el Dr. Juan José Lerma Garrido, jefe del Servicio de Reumatología del Hospital Quirónsalud Valencia y Centro Médico Quirónsalud Mercado de Colón, que incide en que un diagnóstico lo más preciso posible y sobre todo conocer la causa que ha provocado el desarrollo de la enfermedad son claves para tratarla.
«Existen algunos factores que predisponen a desarrollar la artritis y uno de ellos es el genético. Es decir, que existen ciertas variantes en algunos genes que predisponen al paciente, aunque existen factores que aumentan además el riesgo de padecer artritis como son el tabaco, la obesidad, las alteraciones en la microbiota, las infecciones y el estrés», añade el especialista.
Adicionalmente, en este tipo de patologías, pueden ser más frecuentes la aparición de otras patologías óseas concomitantes y asociadas, como por ejemplo la osteoporosis una enfermedad que afecta en mayor medida a las mujeres menopáusicas por la pérdida de los niveles de estrógenos y que provoca una pérdida gradual de la masa ósea, facilitando el desarrollo de una fractura por fragilidad ósea.
Un diagnóstico precoz, clave para el tratamiento
Contar con un diagnóstico cuanto antes es clave para evitar la progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida y el bienestar de los pacientes. «Hablamos de poder reducir el dolor, las limitaciones de movilidad y las dificultades motoras que ya están presentes cuando se diagnostica en fases avanzadas», asegura el Dr. Lerma.
«Es posible detener el progreso de la enfermedad, pero para eso es fundamental que los pacientes sean evaluados por un especialista que inicie el tratamiento antes de que aparezcan los síntomas más discapacitantes», incide, señalando terapias farmacológicas como las que se llevan a cabo con fármacos antirreumáticos sintéticos convencionales.
La búsqueda del tratamiento eficaz para la artritis
Entre los tratamientos más novedosos y específicos para la artritis, destacan los inhibidores del factor de necrosis tumoral, los inhibidores JAK, los antagonistas de interleucina 17 y 23, los inhibidores de linfocitos B o los inhibidores de interferón alfa, «un grupo específico de tratamientos denominados agentes biológicos o terapias dirigidas, también conocidos como modificadores de la respuesta biológica», explica el Dr. Lerma.
Nuevos medicamentos considerados inmunoreguladores, que son capaces de frenar la evolución de la enfermedad y que actúan contra vías inmunológicas específicas y selectivas de inflamación, y que se han convertido en la actualidad en la terapia más novedosa y efectiva dentro del arsenal terapéutico de este tipo de patologías inflamatorias de base autoinmune.