‘Cómo dejarlo’: el espacio científico que investiga los efectos del porno y cómo escapar de él

‘Cómo dejarlo’: el espacio científico que investiga los efectos del porno y cómo escapar de él
Adolescente con su smartphone. @iStock

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El consumo de pornografía se ha convertido en objeto de estudio entre la comunidad científica. Los últimos datos señalan que el 53,8% de los jóvenes han visto pornografía por primera vez antes de los 13 años. Además, la edad de acceso a contenidos sexualmente explícitos se adelanta a los nueve y empieza a estabilizarse y hacerse frecuente en varones hacia los 13 años y, en las mujeres, hacia los 15.

Es un tema que apenas empieza a arrojar datos significativos por su reciente investigación y que ha incrementado su interés a nivel social por saber qué consecuencias tiene este comportamiento en la sociedad y cómo repercute en la salud mental y el bienestar emocional de nuestros jóvenes y adolescentes.

El consumo de pornografía tiene un potencial adictivo y, consecuentemente, algunas personas manifiestan un uso problemático de estos contenidos, presentando síntomas similares a los de otras adicciones. Por lo tanto, resulta imprescindible desarrollar intervenciones eficaces que detengan, o al menos puedan paliar, los problemas que conlleva.

Como respuesta a esta necesidad, dos investigadoras del Grupo de Investigación en Adicciones Comportamentales de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) han puesto en marcha ‘Cómo Dejarlo’, un programa de autoayuda online, gratuito y anónimo para tratar el uso problemático de la pornografía entre jóvenes de 16 a 24 años.

Este programa, basado en la investigación científica, permite enfrentarse a situaciones problemáticas como el deseo de consumo excesivo de contenido pornográfico, así como identificar y resolver situaciones de riesgo. Consta de varios módulos terapéuticos basados en técnicas propias de la terapia cognitivo conductual, la entrevista motivacional y el mindfulness.

Según Gemma Mestre-Bach, investigadora de UNIR y una de las promotoras de ‘Cómo Dejarlo’, «muchos jóvenes, sobre todo chicos, sospechan que están dedicando demasiado tiempo a ver pornografía, no saben hasta qué punto es así y, sobre todo, ignoran qué problemas puede acarrearles en su vida sexual y en otras áreas del comportamiento».

La herramienta ‘Cómo dejarlo’ les sirve para salir de dudas y pedir ayuda, si verdaderamente la necesitan.

Parte del problema: el acceso a internet a edades más tempranas

Giulia Testa y Gemma Mestre-Bach, investigadoras de UNIR. @UNIR

Si tenemos en cuenta que el 99,6 % de las personas de entre 16 y 24 años utilizan internet, no sorprende que el uso de pornografía sea una actividad cada vez más presente entre los jóvenes. Y más aún cuando los dispositivos con acceso a internet están disponibles a edades cada vez más tempranas. Se calcula que los niños tienen a su primer móvil en torno a los once años, umbral de edad que disminuyó durante el confinamiento.

Como consecuencia, se ha modificado de forma radical la manera en la que los adolescentes y adultos acceden a contenido sexual explícito online. “Ahora resulta mucho más accesible, porque pueden verlo desde cualquier dispositivo con internet; fomenta el anonimato, al no tener filtros de identificación fiables y, además, es asequible porque no supone un gasto significativo para el que lo consume”, explica Giulia Testa, investigadora del Grupo de Investigación en Adicciones Comportamentales de UNIR y también promotora de ‘Cómo Dejarlo’.  

«El problema del consumo a edades cada vez más tempranas es que los menores, especialmente los adolescentes, se encuentran en una etapa de desarrollo biopsicosocial y su cerebro aún no se ha desarrollado del todo. Eso hace que no estén tan preparados para saber interpretar estos contenidos sexualmente explícitos y distinguir entre realidad y ficción», reflexiona la investigadora.

Para algunas personas, el consumo de pornografía puede convertirse en un problema que requiere atención clínica. Según estudios internacionales, esta situación se presenta entre el 5% y el 14% de los adolescentes de entre 14 a 19 años, por el consumo de forma excesiva, compulsiva o problemática.

Relación entre pornografía y violencia

Gemma Mestre-Bach advierte que “es necesario intensificar la investigación en este campo para analizar el vínculo del consumo de materiales sexualmente explícitos con problemas como las agresiones sexuales, la baja autoestima, ansiedad o la disfuncionalidad sexual, especialmente entre los jóvenes y adolescentes”.

El aumento de violaciones grupales, acoso, victimización emocional, agresiones sexuales y cosificación de la mujer ha hecho que la ciencia se preocupe por la relación entre el consumo de pornografía y la violencia.

Por el momento, según Mestre-Bach, quien realizó una revisión de más de 20 estudios sobre violencia y pornografía, apunta que «se necesitan un mayor número de investigaciones sostenidas en el tiempo para comprender adecuadamente esta relación y sus matices, pero algunos autores ya apuntan a que la pornografía normaliza la violencia, lo que afectaría a la intimidad emocional de las personas incluso en contextos no sexuales».

En el caso de que finalmente sí se observe una asociación causal a nivel empírico entre la pornografía (como causa) y la violencia (como consecuencia), se podrán tomar decisiones a nivel social en cuanto al desarrollo de planes de prevención de la violencia, psicoeducación sobre pornografía y violencia o bien modificación de las regulaciones sobre el acceso a los contenidos sexualmente explícitos.

Parte de la solución: prevención y regulación

Adolescente con su smartphone. @iStock

«No hay que dejar la educación sexual de los jóvenes en manos de la pornografía», sugiere Giulia Testa. La información sobre la sexualidad tiene que ser adecuada a la edad del interlocutor y, sobre todo, acorde con la realidad para evitar un desfase entre lo que ven a través de la pantalla y lo que realmente será su vida sexual.

«De esta manera, se limita el riesgo a la imitación de conductas, el condicionamiento del autoconcepto y de la autoestima por compararse con los vídeos que consumen, la cosificación de la mujer, asumir roles inadecuados dentro de las relaciones sexuales o incluso realizar prácticas más agresivas», añade Mestre-Bach.

Las medidas de prevención también deben surgir de las instituciones y entidades, principalmente para controlar el acceso anónimo a material pornográfico a menores de edad o incluso evitar que accidentalmente den con contenido sexualmente explícito mientras navegan en internet.

Mientras se sigue avanzando en este camino, la herramienta ‘Cómo Dejarlo’ busca ofrecer soluciones a aquellos jóvenes que tengan dudas sobre si tienen una relación problemática con la pornografía y aportar soluciones de manera anónima, gratuita y online.

Dentro del Grupo de Investigación en Adicciones Comportamentales, también participan en el proyecto ‘Cómo Dejarlo’ el Dr. Psiquiatra Carlos Chiclana, y el psicólogo Alejandro Villena.

Más información y acceso a la página web https://l.comodejarlo.org/

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