¿Es bueno para nuestro sistema digestivo saltarse la cena?
La quema de grasas se da a partir de las 12 horas de ayuno
“Nuestros horarios no contribuyen para nada en ayudar a que la digestión nocturna sea mejor”, señala el Dr. Diego Sánchez Muñoz
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Siempre se ha dicho que lo mejor es cenar poco y pronto, máxima que desde hace muchos años algunas personas siguen al pie de la letra y es bien sabido que irnos a la cama con el estómago lleno no es lo más saludable. Pero, ¿Qué le ocurre a nuestro estómago realmente?
El director médico y fundador de IDI-Instituto Digestivo y especialista en aparato digestivo, el Dr. Diego Sánchez Muñoz, señala que «irnos a la cama con el estómago lleno no es lo más saludable, ya que la posición tumbada hace que el vaciamiento gástrico se retrase y, por tanto, se favorece por una simple cuestión de gravedad, que la comida refluya, y aparezca el reflujo gastroesofágico». «El reflujo gastroesofágico, en la mayoría de las ocasiones, es ácido, debido al contenido gástrico, pero además puede haber regurgitación de alimentos ingeridos que no han pasado al intestino», añade.
El problema de esto no es solamente la mala calidad del sueño, sino que al estar tumbados, este contenido gástrico que asciende puede ir hacia las vías respiratorias lo que puede provocar que nos despertemos de madrugada con sensación de falta de aire. Esta sensación de falta de aires que muchas veces podemos achacar a un problema respiratorio, no lo es, sino que el origen se encuentra en el aparato digestivo.
Además, aunque el estómago ya esté vacío, la posición tumbada enlentece la digestión. El doctor Sánchez Muñoz asegura que «nuestros horarios no contribuyen para nada en ayudar a que la digestión nocturna sea mejor, y probablemente un estilo de vida en cuanto al horario de la cena más ‘europea’ nos sentaría magníficamente bien». Por ello, la clave de la cuestión no es saltarse la cena, sino qué es lo que hacemos después. Lo recomendable, según el especialista en aparato digestivo, es cenar poco, temprano, y dejando pasar bastante tiempo antes de irnos a la cama.
¿Puedo adelgazar?
Cada vez hay más publicaciones científicas que tratan sobre los beneficios del ayuno en nuestro organismo en diversos aspectos; uno de ellos es el de la quema de grasas, si bien esto ocurre a partir de 12 horas de ayuno, aunque también parece que el ayuno más prolongado influye en otros aspectos como en prevenir el envejecimiento celular.
No obstante, esto no es tan simple: nuestro organismo tiende a compensar las deficiencias, ya que estamos programados para sobrevivir a toda costa. Así, si no ingerimos durante una serie de horas, nuestras reservas de hidratos de carbono se agotan, y comenzamos a intentar sacar energía de otros ‘almacenes’, como son el hígado, el músculo y el tejido adiposo.
De esta forma, efectivamente los periodos de ayuno parece que son una forma de quemar grasas. El problema de esto es, como en tantas otras cosas, que en no pocas ocasiones se realiza un ayuno sin control, y en caso de querer hacer periodos de ayuno, deberíamos seguir consejo médico especializado para ver si existe alguna contraindicación y tener unas pautas saludables de cómo hacerlo. Hay que tener cuidado también con la adaptación, ya que si se quiere empezar a hacer ayuno prolongado de golpe, no será lo más adecuado.
Otra cosa a tener en cuenta es que nuestro organismo no es un cronómetro: «Conozco pacientes que hacen ayuno intermitente controlando exhaustivamente las horas, creyendo que a partir de la hora 12 es cuando se comienza a quemar grasa», sostiene el Dr. Diego Sánchez Muñoz, a lo que añade: «Esto no es así: depende de la edad, del sexo, de la actividad física y del tipo de alimentación que se lleve, entre otros muchos factores».
«La ecuación de la pérdida o ganancia de peso es muy simple, y es un tema de calorías: si se ingieren más calorías de las que se gastan, se gana peso y, por el contrario, si se ingieren menos calorías, el peso se pierde», señala el especialista, resaltando que «esto es independiente de las horas a las que se haga».
Ejercicio físico
Es muy importante meter en la ecuación la actividad física. También hay que tener en cuenta que nuestro organismo se adapta con el tiempo, esto es, a igualdad de calorías ingeridas durante un tiempo determinado, nuestro cuerpo entiende que esa es la base. Igual ocurre con la actividad física, ya que si siempre se realizan los mismos ejercicios con la misma intensidad, va a llegar un momento en que dejen de ser efectivos para aumentar la forma física.
«Así, no cenar puede ser una herramienta, pero nunca la clave para perder peso salvo que se asocie a otras medidas, como que la suma de la ingesta del día sea hipocalórica, equilibrada», detalla el fundador de IDI-Instituto Digestivo.
Pérdida de efectividad
No cenar puede derivar en que nuestro cuerpo se habitúe a no querer cenar, pero ¿Sería eso saludable? Esto ocurre con muchas facetas de nuestra vida, y la comida lo es. Cuando se habitúa al organismo a algo, eso se acaba convirtiendo en rutina. Igual que existen personas que no desayunan porque no sienten hambre recién levantados, hay personas que no suelen cenar porque llegan a esa hora saciados, y esto no necesariamente tiene que ser insano.
De hecho, «los paradigmas en medicina van cambiando con el paso del tiempo: si bien hace unos años recomendábamos encarecidamente a todo el mundo hacer cinco comidas al día, hoy se ha visto que esto no es tan así en todos los pacientes, sino que el ayuno puede ejercer beneficios en ciertas personas», agrega el Dr. Sánchez Muñoz.
Todo esto sucede porque gran parte de la sensación de hambre que sufrimos suele ser psicológica. Nuestro cerebro recibe información de los niveles de energía que tenemos en los depósitos y, si es bajo, responde con la sensación de hambre. Esto es un mecanismo fisiológico de defensa igual que el dolor lo es ante una agresión. Pero con la comida, todo se complica, ya que asociamos comer con placer, no solo con un acto de necesidad de supervivencia. De este modo, muchas personas comen en exceso porque confunden esta sensación de hambre psicológica con hambre ‘real’, pero si sabemos escuchar a nuestro cuerpo bien, nos damos cuenta cuándo tenemos hambre ‘de verdad’ o es sólo deseo.
Cuestiones clave
Con todo, el Dr. Diego Sánchez Muñoz tiene claro cuáles son las mejores pautas para mantener una buena salud digestiva y control de nuestro peso y nos da los siguientes consejos:
- Cenar poca cantidad.
- Alimentos fáciles de digerir.
- Cenar temprano.
- Dejar pasar el mayor tiempo posible antes de irnos a la cama o tumbarnos.
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