ZP, ¿por qué avalas a un genocida?
Mientras los cadáveres internos socialistas de Sánchez se van acumulando uno tras otro, llega el día D para la democracia y la libertad en Venezuela. Cualquier elemento crítico interno es pasado por las armas de Ferraz. Primero fue el bueno de Javier Lambán, luego el madrileño Juan Lobato, y ahora al alimón el castellano Tudanca y el andaluz Espadas. Y con Sánchez no valen componendas ni posiciones lewinskyanas… O de los suyos, tipo Oscar López, o muerte.
Ya sabemos que Sánchez tiene las manos manchadas de corrupción (por ser caritativos, si se desea, in vigilando), pero también repletas de abuso de poder, incompetencia y actos bokassianos. Ha perdido por completo el favor del pueblo, pero ahí sigue encerrado en su torre de marfil como si el fin de Damasco no llegará nunca. Llegará…
Qué ocasión se están perdiendo esos demócratas de pacotilla de poder demostrar siquiera una pizca de bondad libertaria y decencia cuando tienen hoy un pueblo hermano, el venezolano, cuyo honor, presente y futuro está siendo robado por una camarillas de neocomunistas corruptos y asesinos, utilizando al albur de sus intereses la enorme riqueza de ese país caribeño. Qué gran ocasión perdida de mostrar un poco de empatía con los millones de exiliados (repito, millones), de las docenas de miles encarceladas y torturadas, de los miles de desaparecidos y de esas multitudes esclavizadas por mor de las armas ensangrentadas. Venezuela y su pueblo debería ser objeto de presencia permanente entre nosotros; cualquier olvido, cualquier mirar hacia otro lado representa una traición no sólo a la herencia hispana tan presente entre ellos, sino también a la decencia y la humanidad.
El responsable en grado máximo de lo que aquí ocurre respecto allá tiene nombre y apellido: José Luis Rodríguez Zapatero. El deleznable personaje que después de siete años de mandato dejó España como un solar, la persona que con su inconsistencia y sectarismo inició el declive de la gran nación española, y ahora presume de chorradas constantes y variopintas. No ha reconocido la derrota histórica y aplastante de Maduro y, por ende, no reconoce la victoria de los nuevos libertadores de aquellos lares, con María Corina Machado y Edmundo González a la cabeza. ¿De qué democracia, de qué libertad puede hablar este sujeto?
Algún día será juzgado por lo de aquí (daño infinito con sus leyes falsarias) y por lo de acullá. Responde, Zapatero, ¿qué debes a Maduro? La historia no tendrá piedad de ti, falso progresista multimillonario.