Vicente Gil: «Sánchez prefiere a ‘El País’ y Silvia Intxaurrondo para ocultar a Begoña Gómez»

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Sánchez ha presentado en el Congreso su plan de censura para que la prensa libre no informemos sobre los casos de corrupción que afectan a su mujer, a su hermano, a su gobierno y al PSOE. Sánchez no ha convencido ni a su panda de socios ultras.

Begoña Gómez está cada vez más cercada por la Justicia. De ahí, las prisas de Sánchez. La Universidad Complutense ha pedido hoy al juez que investigue también a la mujer de Sánchez por apropiación indebida porque -dice- ha hallado indicios de delito en una investigación interna y por la «falta de colaboración» -añade la Complutense- de la mujer del presidente.

Begoña Gómez convirtió Moncloa en su oficina de negocios y pidió a tres de las más grandes empresas del país que le hicieran gratis, por el morro, el software para su cátedra fake sin ser licenciada. Se lo hicieron gratis por ser, lógicamente, la mujer del presidente. Ella tuvo el morro añadido de registrar a su nombre el software para explotarlo comercialmente. Pero Begoña Gómez cargó los gastos de mantenimiento de la web y la app a la universidad. Ésta es la catadura de la señora que duerme codo con codo con el presidente del Gobierno en aquel colchón que compraron en 2018.

Con la Ley Mordaza que ha presentado Sánchez, The Times, por ejemplo, no podría haber publicado hoy esto: «La esposa del presidente Sánchez se reunió ocho veces con el magnate que obtuvo 23 millones de euros en contratos». Recuerda el periódico británico que Sánchez participó en, al menos, dos de las ochos reuniones con Carlos Barrabés en La Moncloa. En el Reino Unido deben de alucinar viendo que este individuo sigue en Moncloa y no dimite, con semejante chapapote de corrupción en su alcoba, su gobierno y su partido.

The Times dice que «Sánchez está cada vez más presionado por el caso de corrupción de su mujer». No ha habido más que verle hoy las muecas y gestos incontrolados de su cara mientras Feijóo le pegaba -hoy sí- un repaso memorable desde la tribuna del Congreso. Feijóo le ha dicho: «El mayor bulo es usted. Oírle dar lecciones de regeneración es como oír a Otegi dar charlas sobre derechos humanos». Y como colofón ha terminado: «Señor Sánchez, redacte la tercera y definitiva carta y váyase», emulando Feijóo al «váyase señor González» que Aznar le espetó en el Congreso a un Felipe González agonizante y hundido por la corrupción y el crimen de estado.

Los lectores de The Times deben de alucinar observando como nuestro Pedro Chávez, o Franquito Sánchez como le llama Inda, tiene la caradura de responder a la corrupción de su mujer intentando amordazar a la prensa libre llevando al parlamento la típica ley antilibelo propia de todas las dictaduras. Sánchez esgrime la necesidad de acabar con los bulos siendo él mismo un bulo andante y Moncloa la principal fábrica de bulos y mentiras del país. Sánchez es tan mentiroso que hasta ha mentido al decir que nos obliga una directiva de la Unión Europea. Esa directiva no es obligatorio transponerla a la legislación española y, desde luego, fue aprobada para lo contrario que quiere Sánchez, que es amedrentar a la prensa libre. Fue aprobada para garantizar la libertad de los medios y su independencia económica.

A Eduardo Inda lo ha señalado hoy en el Congreso, como a otros periodistas libres, ese ser, ya insignificante, llamado Ione Belarra. Armengol ha vuelto a permitir el señalamiento de periodistas y jueces desde la tribuna. Los exiliados venezolanos saben de lo que hablo.

Sánchez, en su infinita caradura, llama Regeneración Democrática a lo que es una pura Ley Mordaza. Abascal ha sido claro: «Usted, simplemente, quiere cerrar los medios que hablen de su mujer». Feijóo le ha dicho a Sánchez: «Su ley es una milonga».

La única regeneración que necesita España es la del propio Sánchez dimitiendo y yéndose a su casa, con su mujer, con su hermano, con Koldo, con Ábalos, con el Tito Berni y sus putas y con Chaves, Griñán y Gaspar Zarrías (al que Pumpido ha liberado hoy también de los ERE). Y, de paso, si les caben, que se lleven también al pobre Patxi López, a Marlaska y a Óscar Puente.

El gobierno de Sánchez ha convertido nuestra democracia en un estercolero de corrupción y borrokas entregado a una panda de delincuentes catalanes y vascos y a la ultraizquierda. De manera que, si hay algún psiquiatra en la sala, por favor, que levante la mano, que España tiene un grave problema de narcisista peligroso. Sánchez está dispuesto a morir matando nuestra democracia y nuestra libertad sólo por tapar a su mujer y, lo más importante para un buen narcisista, taparse él. Porque el caso Begoña Gómez es, cada vez más, el caso Pedro Sánchez. Y, desde luego, lo será si se prueba el tráfico de influencias.

La parejita Pedro Chávez y Begoñita Perón lo tienen crudo, les han pillado con el carrito del helado, se creyeron que Moncloa y el país era suyo y pagarán por ello si un juez determina que hay responsabilidad penal. No diré la fuente, por supuesto, pero fue un alto oficial de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado conocedor de por dónde van las cosas quien me dijo hace unos meses: «Si hay justicia en este país terminarán en el banquillo». Observen que utilizó plural.

Lo que Sánchez ha propuesto en el Congreso es censurar a los medios que informan sin ataduras con el poder y regar con dinero público a los suyos para que le sigan haciendo la pelota y tapen la corrupción.

El tipo es tan incongruente que mientras acusaba al PP y a Vox de «comprar líneas editoriales de medios» ha sacado un caramelito en forma de cheque y ha dicho que tiene disponibles 100 millones de euros para repartir entre medios de comunicación y prensa. A ver si alguien pica y se deshace, por ejemplo, de Ana Rosa Quintana, a la que Belarra también ha señalado en el Congreso. Imaginen ustedes, ya, qué medios y periodistas se han puesto ya a la cola de Moncloa y han extendido la mano.

Hoy van a ver en La Antorcha el obsceno seguidismo del argumentario oficial que hace, por ejemplo, en TVE Silvia Intxaurrondo, la Bien Pagá, que cobra de nuestro dinero, de nuestros impuestos y de nuestro trabajo, 537.000 euros bianuales por repetir -como van a comprobar- sin disimulo y a pies juntillas, palabra a palabra, los discursos de la portavoz del PSOE. Fue en el caso de la inmigración y los menas pero hay más. Es constante.

Para Sánchez y la izquierda mugre de España, esto es periodismo del bueno. O el de Ignacio Escolar diciendo hasta hace unos meses que la amnistía era inútil, inconveniente e inconstitucional para defenderla ahora a muerte con los argumentos de Moncloa. Por no hablar de Àngels Barceló con sus soflamas cubanas matutinas en La Ser en favor del amado líder. Por no hablar de El País para quien el caso de la mujer del presidente del Gobierno o de su hermano no existen en sus portadas (a Camps le dedicó 100) mientras el sábado por la noche: «Trump, evacuado de un mitin por el Servicio Secreto tras un aparente atentado». Por no hablar del lechero Fortes en el 24 Horas (así le llaman en TVE) o de la manipulación descarada de datos ciertos que hace Javier Ruiz en TVE para llegar a conclusiones falsas que son un engaño, que no son verdad y que son pura manipulación en favor del Gobierno.

Vamos a mostrarles en La Antorcha cómo estos periodistas se sincronizan con el poder. Por ejemplo. Hoy Sánchez, en el Congreso, ha minimizado el problema de la okupación diciendo que afecta a apenas el 0,06% de las viviendas construidas en España. Atentos a cómo agarran y mezclan los datos para manipular. Es lo mismo que Javier Ruiz, periodista de La Ser, lleva meses diciendo en TVE, afirmando que, sobre un parque de 25.900.000 viviendas en España, hay sólo 17.000 denuncias por usurpación para concluir (oh casualidad, cómo Sánchez hoy en el Congreso) que no existe un problema real de okupación en España y que la alarma la generan los «bulos» de la ultraderecha. Son una fábrica de mentiras y demuestran que viven alejados de la calle y la España real. Xavier García Albiol ha cursado, ya, invitación oficial a Sánchez para que vaya a Badalona a ver si hay o no un grave problema de okupación allí.

Imaginen ustedes que yo cojo el mismo argumento de Javier Ruiz y se lo aplico, por ejemplo, a la violencia de género. Imaginen que digo que en España hay unos 25 millones de mujeres y sólo (datos del año pasado) 55 asesinatos calificados como machistas o de violencia de género. Eso afecta, siguiendo el argumento de Javier Ruiz, al 0,0001% de las mujeres en España. Pregunto. Siguiendo el argumentario de Sánchez y Javier Ruiz en TVE, ¿podemos concluir que en España no hay un problema de violencia de género? Si es así, ¿para qué dedicamos tantos cientos de millones de euros?

Si yo dijera esto sería una cloaca, un bulo andante, un peligroso ultraderechista. Pero como son Javier Ruiz y Pedro Sánchez es un argumento serio al que le dan apariencia televisiva de riguroso con mucho teatrillo de experto. Un medio privado puede tener la línea editorial que quiera. Javier Ruiz en La Ser puede contar esta milonga, aunque sea made in Moncloa. Pero TVE la pagamos todos. Javier Ruiz ha sido, por supuesto, premiado generosamente durante estos años de sanchismo con programas y colaboraciones muy bien pagadas en TVE. Javier Ruiz ha presentado actos políticos del PSOE con el logo del PSOE, pero nos lo quieren vender como alguien independiente y riguroso.

Es la conexión entre el equipo de argumentarios sincronizados de Moncloa con algunos de estos periodistas que señalan a medios críticos con Sánchez y dan lecciones a los demás. Sepan ustedes que les dan las órdenes oportunas y los temas por las mañanas a primera hora y que ellos, simplemente, los repiten.

Les contaré una anécdota. Un viejo compañero de antiguas aventuras periodísticas cuando éramos jóvenes ascendió, con Zapatero, a jefe de prensa del PSOE. Hacía años que no nos veíamos. Me llamó un día y me invitó a desayunar a Ferraz. Eran las 8 de la mañana. Al entrar a su despacho, me dió un abrazo y me dijo sin ningún reparo: «Disculpa un momento que estoy mandando el argumentario a los tertulianos». Por mail les estaba mandando los temas que el PSOE quería que marcaran la agenda del día y el argumentario para defenderlos. En confianza me dió algunos nombres de periodistas aún en activo, habituales (ellos y ellas) de tertulias. Lo cuento ahora porque algunos de ellos y ellas se permiten darnos lecciones a los demás, sabiendo que, ellos y ellas, están a sueldo del PSOE o tienen a familiares, amigos o hijos beneficiados por el PSOE. Por no hablar de las relaciones íntimas y personales que condicionaron e hicieron cambiar (al mejor postor) su criterio profesional como periodista. Esta es la prensa que quiere Sánchez, el alumno aventajado de Zapatero.

Como hay compañeros también, no nos engañemos, al servicio de otros partidos, que se reparten por cuotas en televisiones públicas y privadas y que, por apenas 100, 200 ó 300 euros, son capaces de perder la vergüenza personal y la ética profesional.

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