Vencer a Colau, recuperar Barcelona

Vencer a Colau, recuperar Barcelona

Ada Colau es la síntesis de lo peor de la política española: es una separatista confesa, por mucho que disimule, y recibe apoyos de personajes independentistas como el payaso Tortell Poltrona, un personaje que en el pregón de las fiestas barcelonesas de la Mercè del 2020 llamó «inadaptados» a los castellanoparlantes que no hablan catalán y en cuyo circo se apoyó, ante una audiencia infantil, a los «presos políticos». Además de independentista, Colau es una populista de manual, que busca el «decrecimiento económico» de la ciudad para empobrecer a sus habitantes y mantener su control político sobre la capital catalana. Recordemos como, en plena pandemia su número 2, la teniente de alcalde Janet Sanz, defendió que había que aprovechar el Covid para cerrar las fábricas de automóviles para crear «empleos verdes».

La falta de escrúpulos de Colau se ha visto en las continuas polémicas judiciales que ha tenido. Aunque su reparto de generosas subvenciones a sus entidades amigas sea legal, no es nada ético, sobre todo para una formación -los comunes- que vende una superioridad moral de la que carece. No olvidemos que, por si las moscas, un buen número de altos cargos de la formación de Colau se aseguraron su futuro laboral dentro del Ayuntamiento. No se cortaron un pelo. El sectarismo de Colau hacia todo lo español le ha llevado a intentar desterrar el español de cualquier actuación municipal, llegando al extremo de difundir por la ciudad carteles del Ayuntamiento escritos en catalán, urdu, árabe y tagalo, pero no en español. Eran carteles dirigidos a emigrantes, y ya no sólo mostraba el desprecio por la lengua castellana, también por los miles y miles de emigrantes hispanos que viven en Barcelona.

De ahí la importancia de ir todos a votar el próximo domingo. Aunque ahora mismo no haya ninguna posibilidad de conseguir un alcalde que signifique un cambio verdadero, dado que el socialista Jaume Collboni ha sido cómplice de Colau, dado que su partido forma parte del gobierno municipal, y el puigdemontista Xavier Trias y el junqueriano Ernest Maragall se mueven entre lo malo y lo peor, hemos de conseguir el máximo número de regidores constitucionalistas que planten cara a lo que representa Colau: populismo e independentismo. Que cada ciudadano harto de separatismo y populismo vote en conciencia, si quiere voto útil que se fije en el alud de sondeos publicados en los últimos días, los que quieran votar con el corazón que lo hagan con la esperanza de que su partido entre en el Ayuntamiento.

Hemos de pensar ya en el 2027, y para reconstruir una Barcelona tolerante, abierta, que acoja a nuestros compatriotas del resto de España con los brazos abiertos y que quiera ser una de las capitales culturales del mundo hispanohablante -cómo ya lo fue en el pasado- hemos de comenzar ya a sembrar con nuestro voto una nutrida representación de regidores que crean en una España libre de independentismo y de populismos tóxicos. De ahí la importancia de movilizarse, y no sólo ustedes, han de intentar activar a sus amigos y familiares para que no se pierda un solo voto. Es fácil caer en el desánimo cuando uno comprueba en qué se ha convertido Cataluña, sobre todo Barcelona. Pero eso es lo que quieren independentistas y populistas, que nos rindamos, que primero renunciamos a nuestros derechos democráticos, para seguir violando nuestros derechos civiles, entre ellos nuestros derechos lingüísticos, e intentar que nos vayamos de Cataluña para que sea su cortijo en exclusiva, sin disidencias ni oposición.

El 28 de mayo tenemos una cita muy importante, porque elegimos mucho más que unos concejales o unos alcaldes. Elegimos a aquellos que han de luchar para que en todos los consistorios ondee la bandera nacional, esté la foto de Felipe VI en la sala de plenos, que no se intente expulsar a la lengua española de la vida pública y que han de trabajar con tesón para que los símbolos independentistas no copen ayuntamientos, bibliotecas, centros de cultura y otros edificios públicos. En Barcelona y en todos los consistorios catalanes hemos de votar a los partidos y agrupaciones de electores que hayan demostrado, con firmeza y sin renuncias, su lucha contra las diversas vertientes del separatismo.

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