De la turra «dels valors» a la triple «B»
Hay que reconocer que todos los sinsabores que ciertos comportamientos mafiosos con aroma azulgrana me han producido a lo largo de las últimas décadas se están paliando en parte gracias a la diversión que siento al salir a la luz lo que muchos sabíamos desde hacía años: que el Barça nunca ha jugado limpio y que ha usado todo su poder económico, político y mediático para amedrentar a rivales y para jugar – a menudo – con ventaja sobre sus rivales. Posiblemente, este club de directivos tramposos no será castigado como merece, dado que el «oro del Barcelona» es demasiado poderoso, pero solo que no puedan darnos la turra con los «valors», ya habrá valido la pena.
Cuando hasta la afición hermana del Athletic, (recordemos cómo sus sectores más radicales se unieron en cuatro finales de la Copa del Rey para pitar al himno y a Su Majestad), les grita «¡a Segunda!» e inunda San Mamés con papeles simulando billetes para denunciar la cada vez menos presunta corrupción culé, es que la cosa no pinta bien para el también presunto buen nombre del Barça. Les recuerdo que el «oro del Barcelona», que es la expresión que usó el actor Manolo Morán en el film Once pares de botas para referirse al poder del club culé, sigue teniendo la mano muy larga, pero el daño a su reputación es ya definitivo.
Los «valors» actuales del Barça son los que denuncia el Financial Times, que ha publicado que la agencia de calificación de deuda KBRA, tras analizar los pasivos del club azulgrana, le otorgó una nota de rango BBB, que es la solvencia de países como Georgia o Kazajistán. Y, hablando de ex repúblicas soviéticas ,no está de más recordar cómo Joan Laporta admitió hace unos años en un juzgado que había cobrado más de 10 millones de euros por asesorar a un magnate de la república dictatorial de Uzbekistán cuando todavía era presidente del club «dels valors». Todo muy legal, facturó a través de su despacho de abogados por la prestación de servicios de consultoría empresarial durante tres años, pero no deja de ser interesante recordarlo, porque durante la etapa de Laporta también se pagó a Negreira. Laporta, otro hombre con «valors».
Seguramente los informes de Laporta para el millonario uzbeko serían muchos más exhaustivos que los que hizo José María Enríquez Negreira para el Fútbol Club Barcelona, dado que un periódico publicó esta semana que algunos de los documentos apenas tenían dos o tres páginas y eran «extremadamente simples o pueriles, poco profesionales, con una redacción paupérrima y además están plagados de faltas de ortografía». Recordemos que estos papeles son la excusa que pone el Barça para justificar los siete millones de euros que pagó al entonces vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros entre 2001 y 2018. No está constatado que en dichos informes escribiera «balors» en vez de «valors», pero seguro que eran al gusto de todos los presidentes culés que pagaron a tocateja y sin rechistar.
Insisto, me temo que el Barça no recibirá el castigo que, según mi modesto criterio, se merece. Eso sí, todos los que hemos sufrido su prepotencia y su discurso inagotablemente victimista estamos consumiendo tantos paquetes de palomitas mientras nos reímos con todo lo que se está destapando, que les recomiendo, si tienen dinero para invertir, que corran a comprar acciones de empresas de frutos secos. Se pueden forrar.
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