¡Tezanos, quédate!
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Este señor, don José Félix Tezanos, debe incluirse ya y a toda prisa en el inventario de “bienes de Estado”. Es un artista de la pista y, lo que es más decisivo, representa a la perfección al típico mamandúrrico de izquierdas que, a sus años, tiene que invocar que pasó unas horas detenido hace más de sesenta años.
Su falta de vergüenza ética y de pudor político/profesional pasarán a los anales del más añejo y cutre celtiberia show escrito en blanco y negro. Aun así, frente al clamor de casi toda España porque cobre definitivamente la jubilación y deje de hacer el ridículo mes sí y mes también, este modesto columnista aboga por todo lo contrario. Tezanos, el muchacho que pasó de guerrista consumado, por precio naturalmente, a sanchista converso, debe permanecer en su puesto, incluso, si sonara la flauta y Feijóo se encaramase a la Presidencia del Gobierno. El grito resuena unánime desde Finisterre al Cabo de Gata: “¡Tezanos, quédate!».
Me explico. En horas tan aciagas para el pueblo español, donde todo es mohína –especialmente para aquellos que Sánchez y sus cuates morados venían a salvar- nadie como Tezanos oficia mejor el papel de clown; eso sí, cuesta carísimo al contribuyente. El único que le hace sombra en ese ránking de payasos –con todo respeto para los profesionales de ese difícil arte- es otro bien regado con jurdó público a troche y moche, Rufián. Sin embargo, en justicia nadie dijo que descojonarse a carcajada limpia fuera gratis o barato, mucho menos en los tiempos que corren.
Tezanos es fiel reflejo de los soldados que recluta Sánchez. Los quiere así: cautivos y bien pagados. A raíz de su último vómito demoscópico (el PSOE aventaja en cuatro puntos al PP) en Moncloa están quejosos. «Con la pasta que le endiñamos -subrayan- ya podía haber tabulado que en lugar de cuatro puntos de diferencia la misma se iban a doce”.
Da igual que el revólver tezanesco falle más que una escopeta de feria. A él le han puesto ahí para dar brillo a los zapatos del conducator. Definitivamente, los contribuyentes críticos que se encorajinan ante tanta malversación de su dinero no se enteran de nada. La auténtica vocación del sanchista converso es divertir al graderío; probablemente, cuando le echen (porque éste no se va) encontrará un curre en el Circo Price o entre los herederos de los hermanos Tonetti.
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- José Félix Tezanos