PRIMERA LÍNEA

Tambores de guerra en defensa del negocio multimillonario de la inmersión

inmersión lingüística

Los vientos de cambio en Educación, por la libre elección de lengua, ponen de los nervios a la llamada comunidad educativa, que no es otra que una plataforma de chupópteros de la inmersión lingüística y su correspondiente negocio multimillonario. Lo repetiré las veces que haga falta. Desde que el 1 de enero de 1998 se transfirió a Baleares la competencia en Educación ha sido una constante la inyección de indepes.cat en las aulas baleares. Siendo el pesemero Damià Pons, conseller de Educación, se aprobó el Decreto de Ampliación de Servicios, concretado en un millar de educadores afines a la causa indepe.cat, que invadió las aulas de consignas separatistas. Lo mismo volvió a pasar en 2022, con otro Pacte de Progrés y nueva incorporación de docentes, si es que así se les puede llamar, dispuestos a perpetuar la  causa.

Ahora se cumplen 25 años del inicio de esta deriva pancatalanista, jugando papel estelar la inmersión más absoluta y de ahí viene que un diputado de Més, de cuyo nombre ni quiero acordarme, dijera eso de que en Baleares la independencia.cat llegaría el 2030. La lengua catalana, mis apesebrados, es el Caballo de Troya en sintonía disciplinada con el impulso soberanista de Cataluña que persigue su particular Emirato, capital Barcelona. Han jugado sucio todo este tiempo, ante la inacción de un pusilánime PP que confiemos no sea el mismo, ni por asomo, el que ahora nos gobierna desde el 28M.

¿Dónde queda nuestra identidad? No es el objetivo para estos apesebrados, a mayor gloria de los Países Catalanes. Están completamente vendidos a la causa y, consecuentemente, la identidad  balear les importa una higa, pues se deben sumisos al dictado que impone la Generalitat de Cataluña y a eso es a lo que juega Més, y también el PSIB-PSOE desde que Francesc Antich (procedía del PSM) y la otra, o sea Francina Armengol, vinculada a ERC desde siempre, abandonasen la socialdemocracia por mucho que sigan en la insistencia de mentarla, abrazados acto seguido incondicionales a la causa.

Basta ver el comportamiento de na Catalina de plaça, perdón, Armengol, el tiempo que lleva al frente del Congreso de los Diputados; tan sumisa ella a la línea editorial –nunca mejor dicho- marcada por Mi Persona. 

Un titular días pasados, de esta casa, relataba que Sindicatos y entidades  independentistas quieren dinamitar el curso escolar al Govern de Prohens

Entiéndase por sindicato el STEI, el resto son pecata minuta, y por entidad ni más ni menos que la Obra Cultural Balear (OCB). Apelan al consenso de las leyes aprobadas con mayoría absoluta del PP y tergiversadas al gusto de los indepes.cat que jamás han dejado de manipular la inmersión como valor democrático. ¡Consenso! insisten en llamarlo, cuando en realidad siempre  fue un inmundo fraude de ley. Traducido, quiere decir, soñar con reeditar la marcha verde que tuvo lugar en septiembre de 2013, contra el TIL de José Ramón Bauzá. No es menos cierto, que el presidente del Govern del PP lo que pretendía era imponer a las bravas el Tratamiento Integral de Lenguas. Al menos, como mínimo, no supo explicarse adecuadamente.

¡Cómo no iba a secundar la protesta un colectivo educativo, tan transversal como acojonado, ante la incorporación del inglés? Bauzá, estúpido él, dejó en el olvido sus primeros y loables años de mandato, para dejarse llevar por la soberbia. Lo pagó muy caro y con razón. Se precipitó contra toda lógica, dejándose llevar por su mayoría absoluta. Fue incapaz de sopesar que los docentes eran profundamente ineptos en asuntos del inglés. De ahí aquellos cochecitos de bebés, la familia unida que diría el padre Peyton, sin la menor sospecha de que estaban siendo manipulados por los indepes.cat, que de eso se trataba, en realidad, la surrealista marcha verde de 2013.  

Ahora, en cambio, los tambores de guerra es muy evidente que apuntan a la defensa de su chiringuito, llamado educación pública, y por tanto conservar a cara de perro los beneficios económicos que les procura la inmersión. 

Y en esas, mira por dónde, las plataformas en defensa del bilingüismo salen con sus tiquismiquis provocando la confusión en la opinión pública. Parece que no se han dado cuenta de que la fraudulenta comunidad educativa se  encontraba ya de capa caída, desmoralizada, porque había perdido toda su  capacidad de mamoneo económico en las instituciones, desaparecido como ya está el Pacte de Progrés que les alimentaba con prebendas desorbitadas.

La trascendencia de la decisión de retomar el bilingüismo, que se consagra tanto por la Constitución como por el Estatut, impone tener responsabilidad de no dar argumentos dubitativos a esta tropa de indepes.cat, porque buscarán a toda costa cualquier subterfugio para neutralizarles a través de  manipular en beneficio propio esas diferencias que no acabo de entender a qué vienen. 

Es un hecho que los indepes.cat son muy conscientes de que se les acaba el chollo, porque la teta autonómica va camino de secarse y así debería ser, y según me cuentan andan bastante deprimidos por ello. No les demos razón para manipular a la opinión pública, retorciendo la duda que pueda emerger por los tiquismiquis que florecen en el bloque constitucionalista.

Empecemos acabando con la inyección económica generosamente regada a los indepes.cat por las instituciones. Sigamos con la conveniencia de cerrar el grifo también a esta tropa de sicarios del punto.cat y de ser necesario ir a embridar de una vez por todas a los centros educativos díscolos.

El conseller de Educación del PP, Antoni Vera, ya ha explicado que no va a modificar el Decreto de Mínimos. Sí lo va a aplicar, en sus justos términos. Lo que jamás hizo el Pacte de Progrés: respetar los porcentajes para las dos lenguas cooficiales. Manda cojones que esta subordinación a la legalidad se plantee por los indepes.cat, como motivo suficiente para darle manotadas a los tambores de guerra. Impedir que esta tropa infecta nos manipule una y otra vez es un deber inaplazable del Govern de centroderecha.   

Que no nos engañen. Los tambores de guerra de la comunidad educativa solo persiguen perpetuarse en el multimillonario negocio de la inmersión.

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