Suiza: el país más insolidario del mundo
Suiza demuestra ser uno de los países más insolidarios del mundo al negarse a extraditar a Carles Puigdemont. De hecho, su insolidaridad llega a rozar la negligencia, ya que lo hacen en venganza por la negativa de España a hacerlo con Hervé Falciani en 2012. Dos casos que, desde luego, no se pueden comparar en ningún momento. Falciani fue arrestado en Barcelona por una orden internacional que el país helvético lanzó entonces. La Audiencia Nacional argumentó con acierto que no podía efectuar dicha orden porque España carecía de la figura penal que se le achacaba: violación del secreto bancario.
Un delito que sigue presente en Suiza porque, aunque ya no lo es, siempre ha funcionado como un paraíso fiscal y su información bancaria ha gozado de una opacidad casi inexpugnable, además de una gran protección institucional. No obstante, el testimonio de Falciani fue esencial para desenmascarar a muchos sinvergüenzas fiscales y poner negro sobre blanco las mentiras que habitan en ciertos entornos financieros de gran influencia precisamente por los claroscuros que nutren su día a día. Resulta incomprensible que un país que se jacta de su civismo y democracia no sepa ver las evidentes diferencias entre los dos casos y dejar atrás los desencuentros pretéritos.
Mientras Falciani actuó con valentía e hizo una innegable labor social — entre otros sitios en España— Puigdemont ha dado un golpe de Estado que bloquea el porvenir de millones de ciudadanos y supone una amenaza para la economía y la estabilidad tanto de España como de la Unión Europea. Suiza se equivoca gravemente al tener un sistema de extradiciones tan rígido. Con otra golpista como Anna Gabriel ocurre lo mismo que con Puigdemont. De hecho, no eligió Suiza por el chocolate, las montañas o los lagos, sino porque sabía que incluso se habían negado a extraditar a etarras en el pasado. En definitiva: un país con unas normas más que cuestionables.