Señuelos fallidos para un Gobierno acorralado

señuelos PSOE
  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

Hay una descriptible desesperación gubernamental, poder articulado ciertamente en una reedición del llamado Frente Popular (80 años después), que tiene a sus guionistas monclovitas, numerosos y caros para el contribuyente, muy activos y con el extintor en mano para evitar que el antidemocrático jefe de Gobierno acabe abrasado.

A cada escándalo mayúsculo que se conoce, tras siete largos años abusando del poder, esos guionistas, en combinación sincronizada con la también carísima brunete mediática sanchista, tratan de tapar hechos investigados policial (UCO) y por muy diferentes jueces y fiscales; tratan de poner bajo sordina los trabajos que honrados, talentudos y valientes periodistas han tabulado tras mucha investigación.

Paralelamente, tratan de desfigurar a esos mismos profesionales (tanto de la judicatura como de la prensa libre) sometiéndoles a todo tipo de descalificaciones. Esto no es algo que a su albur intuya el columnista, no. Es algo perfectamente descriptible en cualquier día del mes que toque.

Los señuelos. El equipo al servicio del presidente del Gobierno, tan bien pagado como preparado para la desinformación y el oscurantismo (¡cuánto más mierda, mejor!), se inventa cada jornada un señuelo con el objetivo de distraer y confundir a una opinión, ya de por sí, muy mermada, entregada y sumida en el caos y la desesperanza.

El primer gran señuelo del sanchismo histórico ha sido Franco. Cierto es que han sido tan burdos en su manejo que se les ha caído a las primeras de cambio. Entre otras razones por haber encargado chistes con un presupuestos de 18.000 euros y podcast a 2.000. Cuando se han percatado que la momia de aquel general que ganó la Guerra Civil no tira, ni siquiera entre sus mesnadas, se esfumó el señuelo

Los guionistas tienen que esforzarse más. El otro gran señuelo es su gestión económica que cualquier experto sabe que está trufada de exaltación populista, cifras maquilladas y agujeros ocultos. Y eso que en siete años de poder, Sánchez ha recaudado una cantidad cercana a los 150.000 millones por encima de lo que los contribuyentes echaban a la caja pública en la etapa de Mariano Rajoy.

Cuando los jueces deciden mandar al banquillo a los sanchistas, la montan con Melody y el televoto. Antes, con Broncano y Lalalús, incluso son capaces de dar la vuelta a unas responsabilidades claras en la DANA valenciana.

Los creadores sanchistas de señuelos (siempre a cargo del contribuyente) en ocasiones son brillantes y eficaces; en otras ocasiones, zafios y descerebrados. Sin olvidar que el mayor y estulto fabricante de señuelos se llama Félix Tezanos y este si que nos cuesta una pasta.

La orden del gran conducator”resuena nítida y tajante: ¡Que no falte un señuelo cada día! Todo ello, adobado con palabras mágicas: casquería, bulo, contrabulo, ultraderecha, franquistas…

Todavía hay millones de españoles que se lo tragan. ¿Mérito o demérito?

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