Santos Cerdán o el milagro de la bilocación

El hoy preso de Soto del Real y hasta nada secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, seguía la misma estrategia que su antecesor en el cargo, José Luis Ábalos, a la hora de cargar gastos al partido. En un supremo ejercicio de bilocación -estar en dos lugares de forma simultánea-, Cerdán pasaba facturas de almuerzos de restaurantes diferentes emitidas prácticamente a las mismas horas, lo que nos coloca delante de alguien con el don de la ubicuidad, algo que aprendió de Ábalos y compañía.
Para entendernos y bromas aparte, que esto es muy serio: no es que comiera dos veces, sino que se hacía con facturas, que el mismo validaba, de almuerzos varios celebrados en la misma fecha para de esa forma pagarse un sobresueldo. Y lo curioso -o no tanto- es que nadie en Ferraz reparó en el fenómeno paranormal de un Cerdán capaz de estar comiendo aquí y allá, al mismo tiempo y a dos carrillos, para después pasarle dos o tres facturas al partido emitidas en la misma franja horaria.
Este Houdini de la desfachatez fue capaz de eso y mucho más, porque igual que hacía el mago húngaro, practicaba el escapismo: era capaz de desaparecer de un restaurante y aparecer súbitamente en otro. Iba y venía sin moverse del sitio, recolectando facturas que luego pasaba al cobro tras validarlas, como jefe que era, él mismo. Prodigioso. Y en Ferraz, que lo sabían, ni palabra. Sobre con dinero al contado y a otra cosa, mariposa.
Cerdán, como hacían Koldo y Ábalos, era un maestro emitiendo facturas. Gastos de representación fake con cargo al partido que eran abonados puntualmente sin poner objeción alguna. Nadie dijo nunca: «Santos, córtate un poco, que el jueves comiste en tres restaurantes a la vez». Ni un amago, ni una sutil recomendación de prudencia. Santos se daba a sí mismo el visto bueno y el partido le pagaba dos o tres almuerzos el mismo día como si la cosa fuera tan normal. Milagroso.