Sánchez, ‘el Pitiminí’

Sánchez, ‘el Pitiminí’

Hasta hace sólo unos días, Pablo Casado recomendaba indulgencia con los temas personales: familia, amigos indeseables, dineros discutibles… Ya no: El Caso Sánchez es  un problema de reputación pública, son mentiras “a go go”, amenazas pandilleras, influencias mafiosas, uso torticero de medios. La educación curil se ha terminado. Va por él, aunque Pedro Sánchez hará lo imposible —o lo peor— para resistir. El presidente accidental —nunca mejor empleado el adjetivo— soltará —lo está haciendo ya— basura por aquí, por allá y hasta por acullá. Pretende disimular su propia escoria. Su consigna desesperada es ésta: “Que cada cual se coma sus heces”. Todo un programa de vida aplicado a rivales de suburbio.

En esta situación, hace bien el centroderecha en arrumbar querellas endógenas. Casado sigue la receta. Más de un colaborador le ha escuchado advertir que “Ciudadanos no es nuestro objetivo” y Rivera, en particular, no es el enemigo a batir. En privado, el presidente del PP reconoce que ha sido un error considerable darle caña a Rivera y a su partido. Su razonamiento es claro: “Tres millones de nuestros votantes se fueron a Ciudadanos, así que cuando les arreábamos estopa, ellos también se sentían insultados”.

O sea, que lo que toca es ir a por Sánchez, el Pitiminí. Es decir, una cosita de nada. Así le llaman al prócer de la Moncloa. “¿Qué tiene que suceder —le ha preguntado el  PP al todavía presidente— para que usted se dé cuenta de que es nocivo para España?” Sánchez y su partido de regional preferente exigieron a Cifuentes un baremo draconiano de ética  y ahora va de aguacil aguacilado.  Naturalmente que, de nuevo, va a expandir cortinas de humo que complazcan a su ultraizquierda y a los medios que la eficaz Soraya Sáenz de Santamaría puso al uso y disfrute del consorcio de Podemos y PSOE. En horas explotará la bomba de la eutanasia más complaciente y letal de las que se estilan por Europa. Algo así como esto: «Muérete cuando quieras y que los médicos te ayuden por obligación legal».

Será un proyecto contra el que se pondrá en armas el 90% de los médicos del país. Pero a Sánchez la masiva opinión de los clínicos  y de los cirujanos le dará exactamente igual. Su política consiste en brutalizar la convivencia para encubrir por ejemplo que el Producto Interior Bruto se está quedando ya en el 2,6%, que la confianza del consumidor es un punto menor a la de año pasado por estas fechas y que el empleo se empieza a caer a chorros. Pitiminí se ha hecho fuerte entre las rosas  —si las hay— de La Moncloa. El mundo entero estaba esperando al gran embaucador. Pitiminí tiene más peligro que una piraña en un bidé. Cuidado con él.

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