La ruina golpista

La ruina golpista
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  • José María Rotellar
  • Doctor en Economía. Ex viceconsejero de Hacienda y Política Económica de la Comunidad de Madrid. Profesor del Colegio Universitario Cardenal Cisneros y director del Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria. Escribo sobre economía y política.
Lamento mucho que la primera de mis colaboraciones con Okdiario, que ha tenido la hospitalidad de acogerme en sus páginas, tenga que escribirla desde una inmensa tristeza provocada por el deleznable Golpe de Estado que una banda de separatistas enajenados ha perpetrado en Cataluña, una hermosa región de España y, hasta la locura independentista de unos pocos golpistas, una próspera comunidad autónoma.
El Golpe de Estado de Puigdemont y sus compinches -que la Justicia pondrá en su lugar espero que lo antes posible- ha arruinado a Cataluña. De momento, sólo se ve, que no es poco, la salida de empresas de Cataluña, pero eso sólo será el principio si perseveran en el Golpe, porque dichas empresas representan un 30% del empleo que existe en Cataluña y una cuantía del PIB regional catalán aún mayor. Ese empobrecimiento de Cataluña, afectará también al conjunto de España, pero especialmente a la región catalana. Eso es lo que están consiguiendo estos golpistas. Esperemos que la restauración de la legalidad, que habrá de lograr la aplicación del artículo 155 de la Constitución y del Código Penal, minimice todo lo que pueda este quebranto y algún día logre recuperarse la economía catalana, pero el daño ya está hecho.
Los golpistas han llevado a la ruina al conjunto de una región próspera, que si bien aporta al Fondo de Garantía de los Servicios Públicos Esenciales -coloquialmente llamado fondo de solidaridad con otras regiones- unos 800 millones de euros, dentro del Sistema de Financiación Autonómica, recibe muchas compensaciones como contrapartida:
1. Debido a los delirios independentistas, Cataluña lleva sin poder colocar deuda desde 2012, de manera que tiene que ser el Tesoro del Reino de España el que cubra su deuda para poder pagar TODOS sus servicios, entre otros, los sueldos de los empleados públicos. De sus más de 70.000 millones de euros de deuda, a los que han llegado por los desmanes de los gobiernos independentistas, preocupados más por buscar una independencia ilegal que por gestionar bien los recursos para prestar la Sanidad, Educación o Servicios Sociales de los ciudadanos, 52.499 millones de euros han podido financiarlos gracias al Tesoro, a través del FLA. Una Cataluña en solitario no podría colocar ni un céntimo de deuda. Tanto proclamar la independencia y no les ha importado renunciar a la autonomía financiera que la Constitución, en su artículo 156, confiere a las Comunidades Autónomas.
2. El propio Sistema de Financiación Autonómica que sigue empleándose, fue diseñado por un ex consejero catalán, para beneficio de Cataluña. Otra cosa es que fuese tan miope de no darse cuenta de que sólo basaba dicho funcionamiento en las partes alcistas del ciclo, olvidándose de que las crisis también existen. Por tanto, no es que el sistema les perjudique -que, al contrario, les beneficia-, sino que ni siquiera fueron capaces de diseñarlo a su medida adecuadamente.
3. Las balanzas fiscales, que reflejan los flujos de intercambio de la economía, muestran un claro beneficio para Cataluña, dado que la práctica totalidad de sus exportaciones regionales se producen con el resto de España, por no hablar ni del proteccionismo que los políticos catalanes impusieron en España en el siglo XX para beneficiar a la economía catalana, pero que lastró a otras regiones, ni de las cuantiosas inversiones que, tras la guerra civil, el régimen de Franco realizó en Cataluña.
4. El conjunto de la Seguridad Social española cubre el desfase que se da en muchas regiones españolas entre los ingresos por cotizaciones y las prestaciones que paga. Cataluña se encuentra en déficit, de manera que sus pensiones las paga gracias a la solidaridad del conjunto de España.
5. Durante toda la crisis, Cataluña recibió inversiones de la Administración General del Estado con incrementos acumulados de más del 40%, siendo la región española donde más invirtieron los Presupuestos Generales del Estado.
Por tanto, ni siquiera es cierto que Cataluña esté maltratada económicamente como proclaman los egoístas golpistas, sino que goza de la solidaridad del conjunto de España, como muchas otras regiones gozan de la solidaridad de los catalanes, que no de sus dirigentes golpistas.
Todo ello perdería una Cataluña independiente. Junto a la ruina de inversiones, empresarial y de empleo, que los independentistas ya han comenzado a provocar, una Cataluña fuera de España no podría pagar las pensiones, no podría financiarse en los mercados, se hundiría con las barreras arancelarias que se levantarían al quedarse fuera de la UE, su moneda se devaluaría, al quedarse fuera del euro, y la inflación crecería a doble o triple dígito. Ésa es la «república independiente» que quieren imponer estos golpistas, que sólo conllevaría ruina y pobreza.
Los golpistas han partido a Cataluña por la mitad, han comenzado a arruinarla y desearían, con su ilegal independencia, sumirla en la más absoluta de las pobrezas. Han destrozado a una región próspera, llena de emprendedores y buenos profesionales, de personas normales, que sólo quieren vivir y trabajar dentro de la legalidad y dentro de su país, que es España.
Ojalá que pronto se corrija esta ilegalidad, tras la destitución de los golpistas con la aplicación del artículo 155, que debe ser empleado con firmeza para salvaguardar los intereses de los catalanes y de todos los españoles, que las elecciones regionales corrijan también el desvarío independentista -aunque, quizás, se vayan a celebrar demasiado pronto para que puedan llevarse a cabo en un entorno de normalidad tras tantas décadas de propaganda secesionista-, y que veamos, así, restaurada la legalidad en Cataluña, que vuelva la prosperidad a esa gran parte de España y que los golpistas paguen por sus actos. ¡Viva España!

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