¿Por qué ocultan que son menas?

¿Por qué ocultan que son menas?
¿Por qué ocultan que son menas?

«Sola y borracha quiero llegar a casa» decía Irene Montero desde su chiringuito de igualdad, para celebrar la aprobación de una de esas leyes de extrema izquierda con la que pretende adoctrinar a los niños en las escuelas, repitiendo uno de los lemas que vociferaban las ultras que se concentraban durante el juicio contra La Manada de los Sanfermines. Sola y borracha, pero sin pasar por delante de ningún grupo de menas o ya sabes a lo que te arriesgas, porque si tus atacantes, violadores o agresores, son españoles tendrás a todas las asociaciones feministas de la extrema izquierda apoyándote, exigiendo venganza y que la ley se aplique con la máxima dureza contra ellos, pero como tengas la mala suerte de que te ataque un grupo de inmigrantes ilegales magrebíes y se te ocurra denunciarlo, encima tendrás que aguantar que te echen a ti la culpa de la agresión por fascista, racista, xenófoba, provocadora y machista.

¿Por qué quieren ocultar que eran menas?, se pregunta la joven que fue brutalmente agredida por cuatro magrebíes, cuando regresaba sola a su casa en Vitoria la pasada madrugada del domingo, mientras le gritaban ‘¡vamos a destrozarte esa cara de guapa que tienes!’. Porque es cierto que, si repasamos la cobertura que de ese suceso se dio en los medios de comunicación, nos encontramos conque, a pesar de que la agredida identificó a sus atacantes desde el primer momento y sin la menor duda como jóvenes de origen magrebí, casi todos los medios ocultan ese dato en sus titulares y los pocos que dan la información, lo hacen camuflándola para que no se vea. Y no se trata de un caso aislado, sino que al contrario, es a lo que estamos acostumbrados. Robos, cuchilladas, violaciones, ocupaciones, agresiones homófobas… cuando son perpetradas por jóvenes inmigrantes ilegales de origen magrebí, se oculta ese importantísimo dato.

Esta información acerca del origen de los delincuentes no sólo desaparece de los medios de comunicación, sino que lo que es mucho más grave, también se oculta de las estadísticas oficiales sobre delincuencia e incluso se da instrucciones a los portavoces de los cuerpos y fuerzas de seguridad para que no se facilite a la prensa el origen o la nacionalidad de los delincuentes a no ser que sean españoles. Sabemos con certeza que el 10% de población inmigrante es causante del 69% de las agresiones sexuales en grupo cuando la víctima no conocía previamente al agresor, porque ese dato aparece en un estudio publicado por el Ministerio del Interior que fue realizado por el Instituto de Ciencia Forense y Seguridad de la Universidad Autónoma de Madrid en colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, pero nos ocultan esa información en el resto de los casos y delitos. ¿Por qué?

Llegaron incluso a intentar amordazar a Vox denunciándoles por un cartel electoral en el que hacían una comparativa entre lo que cuesta un mena al mes, y lo que cobra de pensión una anciana, denuncia que finalmente fue rechazada por la justicia. Y ahora el PSOE pretende incluso prohibir que llamemos menas a los menores extranjeros no acompañados, porque lo consideran peyorativo y deshumanizador y van a hacer que a partir de ahora los llamemos “niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados” a los que, además, no se les devuelve nunca con sus padres a sus países de origen y ahora les van a conceder permisos de residencia y trabajo en cuanto cumplan la mayoría de edad. Pedro Sánchez se estrenó como presidente del Gobierno ordenando que atracara en España un barco con más de 600 inmigrantes ilegales recogidos frente a las costas de Libia, siguiendo así el consenso progre que lleva años promoviendo en Europa la inmigración ilegal de origen musulmán, que modifique cuanto antes nuestra cultura y nuestros valores occidentales. Y para eso necesitan que tardemos muchos años en darnos cuenta de los problemas que en nuestra sociedad está causando la masiva inmigración ilegal que ellos promueven para que, cuando queramos reaccionar, el cambio sea ya irreversible y la izquierda haya alcanzado el único objetivo que ha tenido siempre, apropiarse del poder y quedarse sin oposición.

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