Que Iglesias pinte «chochopower» en su chalé de Galapagar

Que Iglesias pinte «chochopower» en su chalé de Galapagar

Podemos ha convertido el Instituto de la Juventud (Injuve), dependiente del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 que dirige el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, en un adefesio cubierto de lonas gigantes y pintadas con capuchas «chochopower» -las llaman así- y dibujos de vaginas de colores.

El arrebato artístico de la izquierda radical se ha traducido en que el Palacio del Marqués de Riscal, sede del Injuve, muestra una imagen chusca y degradante, obra de una «artista multidisciplinar» (cómo serán sus otras disciplinas) que atiende al nombre de May Pulgarín y que ha sido también la encargada de impartir un taller de confección de «capuchas chochopower» para llevarlas a la manifestación del Día de la Mujer a modo de cubrecabeza. El taller se ha dirigido «a todos los públicos con la intención de generar un punto de encuentro y apoyo donde interactuar entre todas de manera creativa, tomando el arte como manera de resistencia». Colectivos feministas han bordado en los últimos días un lema sobre la lona que cubre la fachada y que dice así: «Este cuerpo es mía. Esta vida es mía».

Pues no, el cuerpo será suyo/a, pero el edificio que han cubierto de «chochopower» es de todos los españoles y, en consecuencia, lo que ha ocurrido es que el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, ha utilizado un organismo público para dar rienda suelta a la creatividad del feminismo radical con el dinero de todos los españoles. O dicho de otro modo: Podemos ha usurpado una sede oficial para que May Pulgarín lo pintara de vaginas de colores.

Si al vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, le gusta el estilo pictórico de Pulgarín lo tiene muy fácil: que pinte de «chochopower» las paredes de su chalet de Galapagar. Le quedará de lo más progresista. Pero que no lo haga con la sede del Injuve. No es suya, sino nuestra. No es un detalle menor. Cuando lo público se confunde con lo privado, se pervierte la esencia de la democracia. No hay que ser «artista multidisciplinar» para saberlo.

 

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