El presidente que España necesita

El presidente que España necesita

Albert Rivera ha colocado las cartas boca arriba y se ha propuesto cambiar la España paralizada de Pedro Sánchez, los separatistas y la ultraizquierda por una nueva “España en marcha”. No puedo decir que me sorprenda. Me afilié a Ciudadanos hace ya varios años tras escuchar y leer sus palabras con detenimiento. Me sentí totalmente identificada. Su honradez, la claridad de sus ideas, la contundencia frente a quienes pretenden romper la convivencia y su defensa a ultranza de un país como el nuestro, mucho más grande que todos los que pretenden acabar con él, me hicieron dar el paso. Es agotador que PP y PSOE pretendan arrastrarnos de nuevo al discurso de “rojos” y “azules”. Es decepcionante que Pablo Casado diga que volvería a pactar con el PNV, en lo que sería un nuevo episodio –otro más– de su histórico pasteleo con los nacionalistas. Es impresentable que Pedro Sánchez permita la apertura de nuevas ‘embajadas catalanas’ y que abra la puerta a futuras negociaciones con los enviados de Puigdemont.

España necesita un presidente que la tome en serio. No podemos seguir atenazados por el sanchismo ni volver atrás en la máquina del tiempo ideológica en la que pretenden meternos los extremos. Los españoles esperan un dirigente con visión de futuro, capaz de liderar los grandes pactos nacionales y de solucionar los asuntos de Estado que el bipartidismo ha metido en el cajón mientras se repartían los puestos en las empresas públicas o en el Poder Judicial. El empleo, las pensiones, la sanidad y la educación públicas, la conciliación familiar o nuestro prestigio internacional no pueden pender de un hilo ni un minuto más. Hoy, en España, solo hay un partido que mira al futuro, que puede hablar con credibilidad de bajar impuestos, de impulsar a las pymes y a los autónomos, de apostar por la Ciencia y la Innovación, de fomentar la igualdad real entre hombres y mujeres –sin exclusiones ni guerras de sexos–, de regenerar las instituciones o de frenar en seco a los que quieren romper nuestro país. Ese partido, que tiene como credencial su labor en Cataluña, Madrid o Andalucía, se llama Ciudadanos.

Y el presidente que estamos esperando, ese que, según sus palabras, ha dedicado en los últimos diez años “menos tiempo del que me gustaría a mi pequeña familia, pero mucho tiempo a mi gran familia, que es España”, se llama Albert Rivera. Él puede decir que jamás indultará a los separatistas. El sanchismo, no. Él puede asegurar que combatirá la corrupción y que nunca cederá ante el chantaje nacionalista. El bipartidismo, no. “Quiero que el futuro de España pase por gente que sabe esforzarse, donde la gente con mérito gane y donde la gente que va por la puerta de atrás pierda”, dijo Albert el pasado fin de semana tras ser elegido en primarias como candidato de Ciudadanos a la Presidencia del Gobierno. Esa es la España en la que yo misma y, cada día más personas, creen. La España donde yo quiero vivir.

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