De pedir cárcel para Elon Musk a contratar sus servicios

Lo de Pedro Sánchez es de nota: de decir que al empresario Elon Musk, como a otros «tecnomillonarios», había que perseguirles «penalmente» por ser unos peligros fascistas amigos de Donald Trump, a contratar sus servicios de internet por satélite para la televisión pública RTVE. «Lo hacen todo por la pasta y condicionan elecciones», dijo el presidente refiriéndose a lo que él denomina «tecnocasta» a la que había que «plantar cara para defender la democracia».
Pues bien, se conoce que para «defender la democracia» Sánchez ha decidido que lo mejor en estos momentos -ya que Musk se las ha tenido tiesas con Trump- es llegar a acuerdos con el que hace unos meses era un tipo sin escrúpulos que encarnaba lo peor del fascismo.
En efecto, la dirección de compras de la Corporación de Radio y Televisión Española ha decidido que Elon Musk ya es bueno -antes era malo por su amistad con Trump- y ha recurrido al servicio de Starlink, también propiedad del magnate, «para eventos ocasionales». Concretamente, la televisión pública busca la «adquisición del material necesario y la contratación de un servicio de conexión de datos de Starlink para eventos ocasionales donde no es posible o competitivo la prestación de servicio por FTTH».
Este cambio respecto al que hasta unos meses era el enemigo número uno de las fuerzas «progresistas» revela la catadura moral de Pedro Sánchez. Para ello se basa en el principio de no tener principios, lo que le permite cambiar de opinión tantas veces como lo considere necesario para su estricto interés personal. Hasta hace nada pedía cárcel para Musk y ahora le contrata los servicios de conexión de datos de su televisión pública. Y los periodistas del ente que le bailan el agua -por la cuenta que les tiene- callados hasta decir basta. Musk ya no es fascista, ni siquiera «tecnocasta» y, por supuesto, ya no es un peligro para la democracia.