Paripé en Cataluña

Paripé en Cataluña
  • Xavier Rius
  • Periodista y cofundador del diario E-notícies. He sido redactor en La Vanguardia y jefe de sección del diario El Mundo. Escribo sobre política catalana.

Alejandro Fernández lo dijo en X: “Vengo del futuro para recordar que cuando Junts dice ‘esta vez vamos en serio’ significa exactamente lo contrario. No falla nunca”.

En efecto, el partido de Puigdemont había anunciado ese día que retiraba la cuestión de confianza tras la reunión de la dirección. Salió Jordi Turull en rueda de prensa, con cara de circunstancias, rodeado del resto de la plana mayor.

El líder del PP catalán lo remató al día siguiente con otro post: «No caigáis más en la trampa. Son procesistas: destrozaron la economía, la convivencia y la calidad democrática de Cataluña y ahora toca hacerlo para toda España”. En esto también tiene razón. Ya que no serán independientes, les queda joderlo todo.

La Vanguardia había preparado minuciosamente el terreno, supongo que por una filtración del propio partido. El mismo día publicaban en portada que “El mediador internacional pide a Junts retirar la cuestión de confianza a Sánchez”.

No sé qué pinta el “mediador internacional” en estas cosas. Bueno, tampoco sé que pinta en unas negociaciones entre dos partidos con representación en el Congreso de los Diputados.

Cuando Trump se fue a ver al líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, en junio del 2019 se fue solo. Nada de mediadores y otras zarandajas. Solo por eso se merecía entonces el Nobel de la Paz. A Obama se lo dieron por nada en el 2009.

Sin embargo, no es la primera vez que la formación de Puigdemont recorre a estas estratagemas para disimular. Me recuerda a Josep Lluís Nuñez, ese presidente del Barça que anunció su retirada y, cuando cambió de parecer, lo justificó porque el socio se lo había pedido.

El caso más flagrante fue en diciembre del 2018. El entonces Síndic de Greuges, Rafal Ribó, hizo una carta con el fin de que los autodenominados “presos políticos” dejaran la huelga de hambre para evitar poner en riesgo “su vida y su salud”.

Como si estuvieran dispuestos a llegar hasta el final. Nada que ver con aquel preso del IRA, Bobby Sands, que falleció tras 66 días sin comer para protestar contra la política carcelaria de Margaret Thatcher.

Los firmantes fueron los expresidentes de la Generalitat Jordi Pujol, Pasqual Maragall, José Montilla, Artur Mas y Carles Puigdemont. Y los cuatro del Parlament: Joan Rigol, Ernest Benach, Núria de Gispert y Carme Forcadell.

Tuvieron la indecencia de hacerle firmar también a Pasqual Maragall. A pesar de que, en el 2007, anunció que estaba aquejado de Alzheimer. Seguramente desde mucho antes porque estas cosas empiezan con antelación. Lo digo por experiencia familiar. Maragall, tantos años después, o no sabía lo que firmaba, o no sabía ni firmar.

Ribó, por cierto, despedía el pasado a un colaborador cercano con una necrológica también en La Vanguardia: Francesc Vendrell, que había sido portavoz del PP catalán con el malogrado Josep Piqué. Piqué sí que era un señor. Lo entrevisté un par de veces cuando ya no estaba en política y tenía el mundo en la cabeza.

Lo definía como “un hombre juicioso” y “con un sentido profundo de servicio público”. Y, tanto. Fue precisamente el diputado del PP el que, durante el segundo tripartito, pactó alargar el mandato del Síndic de cinco a nueve años. Además, fue en el 2010, al final de la legislatura. Cuando ya se vislumbraba en el horizonte que el tripartito no repetiría.

Los del PP catalán votaron a favor. Me consta que algunos miembros del grupo parlamentario no entendieron por qué tenían que hacerle un favor a Ribó, que había sido líder de Iniciativa, y que luego, con el proceso, siempre se mostró dispuesto a echar una mano.

Poco después lo entendieron: al cabo de unos días fichó a Francesc Vendrell como director sectorial de Consumo y Territorio. La ética de la izquierda. Monedero y Errejón han puesto más ejemplos recientemente. Una cosa es predicar y la otra dar ejemplo.

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