El paraíso es un infierno

El paraíso es un infierno
El paraíso es un infierno

El gabinete de contrainformación socialista puso en circulación, antes del verano, la venenosa verdad de que todo les iba de maravilla de cara al cada día más cercano proceso electoral. Gran euforia. Todo les iba de cara. Esta es la imagen que siguen proyectando de cara al ciudadano. Sin embargo, en estos casos, hay que atender a la verdad que ocultan. En política, es bien sabido que, como recordó Payeras, donde las verdades que se propagan no pueden acreditarse con hechos, se echa mano de la propaganda, que es pura manipulación para engañar al electorado.

Y, en efecto, la verdad, que callan y tratan de disimular, señores socialistas que llevan (mal)gobernando esta tierra durante dos legislaturas seguidas, les sobrepasa y desborda. Se lo habían anunciado mucho antes de que sucediera. Pero, ustedes a lo suyo: a manipular, a utilizar los trucos habituales y, si lo ordena el jefe, a insultar todos a una. Cualquier cosa menos trabajar. La no esperada saturación turística, que se han encontrado, por falta de la más elemental previsión, les enfrenta incluso con experimentados empresarios, que saben que este camino nos lleva al desprestigio internacional y a un cierto desastre para el visitante y, sobre todo, para quienes vivimos, de modo permanente, en Mallorca. Pero, esta realidad, que es la verdadera, como no interesa, se calla y oculta. Y a esto le llaman algunos gobernanza.

El visitante, es claro, se queja, y con razón, ante tanto desmadre en todos los sentidos. En vez del paraíso que les anunciaron y vendieron, se han dado de bruces con un verdadero infierno. La insoportable situación es una evidencia para todos, menos para Armengol y Negueruela. No saben qué hacer. Están paralizados. ¡Vaya panorama! ¡Vaya vergüenza!

Yo, aunque forastero, no lo soporto y me siento muy lejos del paraíso, que fue esta tierra mediterránea. Desde luego, no pasaría mis vacaciones en julio ni agosto en esta Mallorca. Hago mía esta reflexión: «¿Habéis recorrido las calles del centro, sucias, calurosas y súper pobladas por turistas que destruyen todo cuanto pisan? ¿Habéis intentado conseguir un metro de playa donde poner la toalla y relajaros junto al mar? ¿Habéis ido a un restaurante sin tener reserva previa? ¿O habéis intentado ocupar una mesa libre en un bar? Mallorca ha llegado al límite: no hay arena, no hay calma, no quedan rincones secretos, libres de esa invasión colectiva que nos perjudica tanto. Los mallorquines nos sentimos agobiados, nos cuesta respirar, acabamos encerrados en casa». (M. P. Janer).

Pues bien, que, ante tan inapelable situación, sólo se le ocurra a uno de los más directos responsables de la misma, como el señor Negueruela, quitarle hierro a base de subrayar su temporalidad o no tenga otro recurso que alguna florida y no creíble excusa, sólo se puede atribuir, como le ha vuelto a recordar M. Payeras, a que están abrumados y absolutamente paralizados por el shock emocional en que se hallan instalados. ¿Qué hacer? Lo habitual en la izquierda española: exhibir su incompetencia y apelar a un futuro diferente, pues las medidas adoptadas darán su fruto. Espera sentado, para no cansarte demasiado.

En este contexto de desgobierno, se ha de resaltar que llevan tiempo tratando de ocultar la clara desaceleración de la economía en Baleares y en toda España. Lo sabían, no lo duden, pero lo han venido callando porque perjudica su imagen de gobierno. Ahora, por fin, la van reconociendo con la boca pequeña. Era un secreto a voces, menos para el entorno del Govern y para instituciones y medios de comunicación simpatizantes. Todo iba viento en popa a toda vela. Pues bien, la que se avecina es de aúpa. Ha sonado la hora de la verdad. La realidad pondrá a cada cual en su sitio. La bonanza predicada frente a todos se tornará en sacrificios y estrechez. Los grandes paganos serán, como siempre, las clases medias y las más desfavorecidas. ¿Qué nos ha pasado? ¿Cómo ha sido posible tal desbarajuste en la economía de las familias y del país?

La respuesta está en ti, sufrido ciudadano. Basta que hagas un ejercicio de discernimiento de cómo se ha gobernado este país y tendrás la respuesta. Ya conoces el modelo Sánchez. Mucha propaganda, mucho buenismo, mucha manipulación, mucha mentira, mucha subvención pública desaprovechada en el intento de comprar el voto, mucho sectarismo, demasiados trucos y nula gestión. ¡Qué casualidad! Estas situaciones no surgen por sorpresa, ni por generación espontánea. Se van gestando lentamente pero de modo inexorable. La inflación es galopante y las condiciones de vida de la ciudadanía se han ido deteriorando poco a poco hasta llegar a cotas insoportables. Cualquiera sabe, para sus adentros, quién es el verdadero y último responsable de este fracaso como país. Aunque muchos que ahora reconocen la gravedad de lo ocurrido no se han atrevido a señalarlo, tú sabes muy bien quién es el responsable. Conoces su nombre y apellidos. ¿Callarás y no serás consecuente?

Es evidente, Maria Pau Janer, que «hemos perdido el respeto por nosotros mismos». Sin duda alguna. Somos cómplices directos de tanto desatino, de tanta tomadura de pelo, de tanta incompetencia. Lo sabemos todos y lo vemos todos los días. Lo hemos apoyado con reiteración. ¿Por qué vamos a continuar consintiéndolo? ¿Por qué volver a apoyar a quien, y quienes, han traicionado claramente nuestra confianza y abusado de nuestros poderes, entregados para un buen y justo gobierno? ¿Seguiremos por la misma senda? ¿Seguiremos demostrando que tenemos nula estima de nosotros mismos? Tú tienes la palabra.

Claro que necesitamos, a todos los niveles, un salvavidas. Pero éste no vendrá del exterior. Lo tenemos nosotros, los ciudadanos libres. Está en nuestras manos. Somos los soberanos. Actuemos con responsabilidad al depositar el voto y las cosas pueden variar el rumbo actual. ¡Hay que tornar al paraíso!

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