La Palestina con la que Sánchez tampoco «dormiría por las noches»

La Palestina con la que Sánchez tampoco «dormiría por las noches»

Pero al igual que con Podemos, con los golpistas de mi tierra o con el partido heredero de ETA Bildu ha podido superarlo cargando su conciencia  en las amplias espaldas de sus más despreciados conciudadanos. Y superándose cada vez pues, en esta nueva vuelta de tuerca del reconocimiento del «Estado» de Palestina, lo que consigue es que una organización, esta sí auténticamente genocida, autora de la mayor masacre perpetrada contra los judíos desde el Holocausto, se lleve al final un premio extraordinario, aunque sea simbólico y moral. Ningún moco de pavo.

Reconocer Palestina es ignorar la realidad más cruda, y esa es la falta de interés de la mayoría de los palestinos por un Estado que no signifique también (y sobre todo) la total eliminación de Israel de todo el mapamundi (ya saben, «Desde el río hasta el mar»). Y también ignorar que la cesión hace ya 20 años de Gaza (no, Gaza no era un «territorio ocupado») a los palestinos gazatíes no redundó precisamente en un esbozo medio discernible de un estado homologable a cualquier otro. Centenares de kilómetros de túneles pagados con la ayuda internacional y excavados con la peor de las intenciones a nadie le pueden llevan a engaño. A menos que seas Pedro Sánchez y estés dispuesto a seguir comprando tu miserable lugar en la Historia con la sangre y el sufrimiento de tantos civiles inocentes. Se ve que con la de los muertos de los bilduetarras no había suficiente.

Pero ya le han visto hoy, con este rostro de hormigón armado, anunciado el nuevo atropello en el Congreso de los Diputados. Al parecer el Consejo de Ministros aprobará este reconocimiento el próximo martes 28 de mayo. Como siempre sin el respaldo de una mayoría parlamentaria decente, ni el de la Unión Europea, ni el de los Estados Unidos. Sólo con los exaltados de siempre:  Sumar, Podemos, Bildu y ERC a quienes corteja por seguir, como la Reina Roja, en el mismo sitio movedizo. Véanlo con el mismo estilo de bla, bla, bla que les caracteriza tanto a él como a su «emprendedora» esposa asegurando que ha decidido «hacerlo de forma bilateral, pasando de las palabras a la acción».

Estará encantado con que ese paquistaní tan neutral, Karim Khan, de esa Corte Penal Internacional (CPI) tan desprestigiada, solicitase órdenes de arresto para el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu y su ministro de Defensa, Yoav Gallant, equilibrándolo a su modo de ver con órdenes de arresto para líderes de Hamás como Yahya Sinwar. Al parecer todos han cometido crímenes de guerra, agresores genocidas y agredidos. Una de las cuestiones que menciona el fiscal de la CPI para acusar a Israel es que, a partir del 8 de octubre, cerrase los cruces fronterizos de Kerem Shalom y Erez que unen la Franja de Gaza con Israel «por períodos prolongados». Un chiste cruel pues el día anterior una horda de criaturas difícilmente calificables de humanos asesinó, violó y mutiló a niños delante de sus padres (y viceversa), en una locura de crímenes inimaginables, masacrando familias enteras. Por lo que dice ese fiscal tan demócrata e independiente hubieran debido seguir con la puerta abierta para que los peores asesinos concebibles continuasen con lo que ellos consideran un tipo de diversión aceptable. Pero la CPI, con esa clase de inversión moral que caracteriza a algunas organizaciones internacionales, convierte a las víctimas de un crimen contra la humanidad en acusadas. Sánchez perpetrará su reconocimiento en comandita con Noruega e Irlanda, que disfrutan de gobiernos progres como el nuestro.

No, Winston Churchill no dijo: «Los fascistas del futuro se llamarán a sí mismos antifascistas».  Pero falsa o no la frase nos viene al pelo.

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