Otra defensora podemita de la mujer a la que le quitan la careta

Otra defensora podemita de la mujer a la que le quitan la careta

Que una empleada del hogar denuncie a la juez podemita Victoria Rosell por tratarla de forma muy poco respetuosa con los derechos laborales -la obligaba durante sus vacaciones a acudir todos los días a la vivienda familiar para dar de comer al conejo y regar las plantas-resulta altamente revelador. Simona Chambi apunta directamente a la actual Delegada del Gobierno contra la Violencia de Género y la retrata como una persona que, de puertas adentro de su casa, se comporta de forma radicalmente diferente a la imagen que se esfuerza en proyectar: una firme defensora de los derechos de la mujer, una feminista comprometida con la igualdad de género, látigo de los comportamientos esclavistas. Pues bien, según la que fuera su empleada de hogar, Victoria Rosell actúa de forma diametralmente distinta a lo que dice defender. Lo del conejo no es una anécdota, sino el retrato de una forma de ser que revela dosis muy altas de hipocresía.  Algo parecido le ocurrió a Irene Montero, que a su escolta la tenía haciendo de recadera.

Simona ha denunciado a Rosell y a su pareja por despido improcedente. La echaron por whatshapp el pasado mes de junio, cuando la mujer de nacionalidad boliviana se encontraba de baja por enfermedad, después de trabajar para ambos como empleada del hogar durante más de ocho años. Simona Chambi les reclamó una indemnización acorde con la cuantía que le corresponde por los largos años trabajados, pero sólo le ofrecieron 833 euros. Después de que denunciara estos hechos ante un Juzgado de lo Social de Las Palmas de Gran Canaria, la juez Victoria Rosell ha optado por acusarla de extorsión. Y Simona Chambi decidió entonces contar la verdad: la estuvieron pagando en dinero negro durante varios meses en los que trabajó sin contrato y sin estar dada de alta en la Seguridad Social.

Victoria Rosell se suma así a una lista- Pablo Echenique, Irene Montero- de ilustres podemitas que han sido denunciados por explotar a sus empleados. Se proclaman defensores de los derechos humanos, de la igualdad de la mujer y alzan sus voces contra la opresión de los débiles, pero se comportan como auténticos caciques . El cinismo podemita cotiza al alza.

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