Una obsesión para el PSOE de Murcia
El presidente de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, es víctima de una obsesión que se ha amplificado hasta el maltrato público y mediático. El PSOE de la región trata de ganar en los tribunales lo que le niega la voluntad de los ciudadanos en las urnas. Una manera de instrumentalizar la justicia que no debería tener cabida —mucho menos recorrido— en un sistema democrático que se precie de serlo. En un ejercicio que roza la paranoia, el principal partido de la oposición en la comunidad autónoma ha abierto 16 causas judiciales contra Pedro Antonio Sánchez, todas ellas archivadas. Ahora, y con la número 17, vuelven a la carga proponiendo otro jaque mate contra el presidente a través del ‘Caso Auditorio de Puerto Lumbreras’. Las diligencias de este asunto investigan, a petición del secretario general del PSOE de esa localidad, el proyecto, adjudicación, ejecución y recepción de las obras de una gran sala multiusos cuando Sánchez era el alcalde.
Unas obras que, como ha justificado el abogado del propio Pedro Antonio Sánchez ante el juez con la consiguiente aceptación de éste, no están liquidadas administrativamente, ya que ni siquiera se le ha devuelto el aval o la fianza depositada a la empresa constructora. Por lo tanto, y como mucho, el equipo de Gobierno municipal que capitaneó Sánchez durante una década —de 2003 a 2013— pudo cometer un error administrativo, no más. Hace bien, por tanto, el Partido Popular a nivel nacional en reiterar su apoyo al imputado. Al margen de que siempre haya que respetar la presunción de inocencia, el presidente de Murcia no contradice su palabra al mantenerse en su cargo, ya que no ha cometido ningún acto de corrupción. De hecho, su perfil dista mucho de alguien con tendencias delictivas. Pedro Antonio Sánchez ha sido el primero en mostrarse satisfecho por «declarar para aclarar» su participación en todo este asunto.