No hay dinero que pague el daño que le has hecho a las mujeres, Irene Montero
La ley del sólo sí es sí recoge una ayuda económica para las víctimas de violencias sexuales que carezcan de rentas superiores, en cómputo mensual, al salario mínimo interprofesional, pero esas ayudas no han llegado ocho meses después de la entrada en vigor de la polémica norma. Era lo único salvable del bodrio jurídico perpetrado por Irene Montero, pero las cerca de tres mil mujeres que podrían acogerse a esta medida siguen todavía esperando sin que el Ejecutivo haya sabido explicar el retraso. Casualmente, en el Ministerio de Igualdad se están dando ahora toda la prisa del mundo para que esa ayuda económica reciba el visto bueno de la Diputación Permanente del Congreso antes de las elecciones del 23 de julio. Es decir, que han tenido tiempo de sobra y pretenden aprobarla ahora casi por la puerta de atrás, con la legislatura vencida.
El retraso demuestra el orden de prioridades de Irene Montero y de un ministerio que ha vivido a lomos del sectarismo ideológico más recalcitrante. Sólo ahora se acuerdan de que la ley contemplaba ayudas a las mujeres sin recursos víctimas de violencias sexuales. La cuantía de la ayuda económica será el equivalente a seis meses de subsidio por desempleo. El importe de la ayuda podrá percibirse, a elección de la víctima, en un pago único o en seis mensualidades y podrá prorrogarse por una sola vez, siempre que sigan sin superarse los umbrales económicos exigidos. Este Gobierno socialcomunista que ha gastado en propaganda ingentes cantidades de dinero público se olvidó de las mujeres víctimas de agresiones sexuales y ahora, en tiempo de descuento, pretende vender a bombo y platillo unas ayudas que ha tenido congeladas durante ocho meses. Como si todo el daño causado a las mujeres con una ley infecta que ha favorecido a miles de agresores sexuales pudiera ser ahora compensado con una cicatera prestación económica que llega -si es que llega- tarde y mal.