No hace falta fecha ni pregunta: el referéndum no se va a celebrar

No hace falta fecha ni pregunta: el referéndum no se va a celebrar

Nueva performance del independentismo catalán. Esta vez para presentar el anuncio de la fecha y la pregunta de un referéndum que nunca se va a celebrar. Lo saben sus propios promotores, que sin embargo insisten hasta el hartazgo con su cantinela victimista de un proyecto bucólico y benéfico para los catalanes que se encuentra siempre con la cerrazón de un Gobierno intransigente. Esa colección de ‘noes’ a la que este viernes hacía referencia un Puigdemont acostumbrado a falsear la historia a su antojo e interés.

No va a haber referéndum porque es ilegal. Nuestra Constitución es cristalina en este asunto medular: la soberanía nacional reside en el conjunto del pueblo español. Y es el pueblo español, solo él, y todo él, quien decide lo que atañe a España.

No va a haber referéndum porque en defensa de la legalidad están sin fisuras no solo el Gobierno de Rajoy, sino también el PSOE y Ciudadanos. De ahí que Puigdemont no haya tenido valentía para defender su proyecto secesionista en las Cortes que representan la soberanía nacional. Hubiera escenificado su inmensa minoría en el templo en el que se ejerce la democracia.

No va a haber referéndum porque ninguna institución internacional, ningún gobierno extranjero, están dispuestos a reconocer el derecho de autodeterminación dentro de un Estado democrático como el español. Los españoles ya nos autodeterminamos cuando aprobamos de forma abrumadora la Constitución de 1978, respaldo que en Cataluña superó el 90%.

No va a haber referéndum porque los dirigentes que firmen la convocatoria oficial conocen los riesgos a los que se exponen y porque el Gobierno no va a dudar en aplicar todos los resortes que le permite la ley para defender a los españoles de un golpe institucional. Sí, incluido el artículo 155 de la Constitución que habilita al Ejecutivo para suspender la autonomía cuando sus representantes la ejerzan en contra del interés general.

No estamos ante un choque de trenes que circulan en dirección contraria, como quieren hacernos creer los partidarios de terceras vías, siempre prestos a proponer cesiones para apaciguar a los independentistas (Fernández Vara se ha descolgado este viernes invitando a devolver a Cataluña el Estatut declarado inconstitucional hace siete años). Aquí hay un tren que va en dirección equivocada, con los semáforos de advertencia en rojo, y otro que transita por la correcta. Uno marcha contra la ley y otro va de la mano con ella.

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