Ni ellos mismos se lo creen

Ni ellos mismos se lo creen
Ni ellos mismos se lo creen

El pasado 16 de agosto sendos editoriales de Última Hora y diario Menorca volvían a la carga para reclamar un nuevo «sistema de financiación que no perjudique a Baleares». Aseguraban rotundos que Baleares «es una de las comunidades más perjudicadas por este sistema al recibir menos recursos per cápita y ser la única autonomía, junto a Madrid, que destina a otros territorios recursos generados en las Islas».

Ambos editoriales llamaban a la movilización de las instituciones y de la sociedad civil para terminar con un sistema que «discrimina» a Baleares y que no mejora nuestra «insuficiente» financiación. Esta misma semana UH, bajo un titular tremendo, Sin financiación autonómica, no hay autonomía política, insistía de nuevo y, en términos no tan vagos y algo más específicos, afirmaba que la financiación de Baleares se aproximaba a la media sin haberla alcanzado todavía. Al menos, ya sabemos esta vez de lo que hablamos.

No voy a entrar a discutir a fondo este cúmulo de falsedades sin antes acordar qué entiende el editorialista por «perjudicar» o «discriminar», qué entiende por «insuficiente financiación» o qué entiende por «recibir menos recursos per cápita». No sé, la verdad, a qué se refieren a menos que el sistema que propugnan sea el de un concierto económico al estilo de Navarra o País Vasco, un sistema sencillamente imposible si las tres autonomías netamente donadoras del actual modelo de financiación de 2009 como son Cataluña y Baleares, pero sobre todo Madrid, pretendieran lo mismo. De universalizarse el concierto económico, la cacareada solidaridad interterritorial del sistema de financiación saltaría por los aires porque la tarta a repartir es un juego de suma cero: para que unos ganen los otros tienen que perder.

Lo que sí avalan los datos del Ministerio de Hacienda a estas alturas es que a lo largo de la serie de liquidaciones que empieza en el 2010 y termina en el 2020 la financiación per cápita (normalizada a competencias homogéneas y mismo esfuerzo fiscal por habitante ajustado) de la que han podido disponer primero José Ramón Bauzá y luego Francina Armengol nunca ha estado por debajo de la media de financiación dispuesta por el resto de presidentes autonómicos. Dicho de otro modo, Bauzá y Armengol han disfrutado en media de más recursos que sus homónimos autonómicos. Esta es la cruda y única realidad más allá de los lloriqueos habituales (La evolución de la financiación de las comunidades autónomas de régimen común, 2002-2019, Ángel de la Fuente, Estudios sobre la Economía Española – 2021/27, Fedea y CSIC).

Los estudios de Fedea, a diferencia de los datos oficiales del Ministerio de Hacienda que solo contemplan la liquidación normativa, tienen la ventaja de ajustar esta última a competencias homogéneas, mismo esfuerzo fiscal y población ajustada. De no hacerlo así, no se podría comparar la financiación per cápita entre comunidades puesto que hay autonomías que tienen más competencias a financiar (Baleares, sin ir más lejos, tiene transferida la de carreteras en lo que al fin y a la postre ha resultado un error histórico) y el esfuerzo fiscal es distinto para cada región en virtud de su autonomía política. Asimismo, Fedea sustituye la población real por la población ajustada puesto que las necesidades de gasto (recursos necesarios para financiar en cada región un nivel uniforme de servicios públicos en todo el territorio nacional) de cada autonomía se calculan a través de la población ajustada, no de la población real.

La mejor prueba de que ni siquiera nuestros victimistas de ocasión, vocación y profesión se creen lo que dicen, inmersos en una especie de bucle melancólico del que no pueden salir al margen de los datos duros y crudos, es la desaparición en escena de la llamada Plataforma per un bon finançament que, como su nombre indica, se constituyó a tal efecto a principios de 2018. Esta pintoresca plataforma, nacida para aunar esfuerzos con el Cercle d’Economia, estaba conformada por una miríada de grupúsculos nacionalistas así como por todos los partidos de izquierdas, incluidos Més, Podemos y PSIB.

El portavoz del nuevo retoño, el incombustible comunista Miquel Rosselló, anunció una movilización multitudinaria para 2019 que todavía estamos esperando, máxime después de que el Cercle d’Economia quedara satisfecho con las explicaciones de la ministra María Jesús Montero hace un año en Raixa. Poco después, Rosselló admitía de facto la disolución de su plataforma. Lo dicho, ni ellos mismos se creen lo que reclaman.

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