La moción de zzzzzzzzzzzzzzz

moción

Lo primero. ¡Qué lucido, certero y brillante el Señor Tamames! Sobre todo, comparado con lo que esperábamos… Y con sentido del humor, propiedad, como la ternura, de las personas inteligentes. Mientras, Sánchez y Yolanda tostaron al hemiciclo (Irene Montero y Ione Belarra mascando chicle, mirando Instagram… Zafias como el chicle mismo) con sendos discursos narcisísticos, anodinos, presuntuosos, triviales… Pero Tamames sorprendió: «Señor Sánchez, no puede venir aquí a noquearnos con un tocho de veinte folios y un discurso monocorde de 2 horas….». «Esta moción de censura servirá, entre otras cosas, para regular los tiempos de intervención». ¡¡¡Bravo!!!

Verán. Yo dejé de trabajar por cuenta ajena, sobre todo para no tener que soportar nunca más, incluso a costa de la tranquilidad de mi alma, los monólogos ramplones y autocomplacientes de la mayoría de los seres humanos: mediocres, vanidosos, contingentes, insignificantes, redundantes, prolijos, obtusos, y, como consecuencia, aburridísimos. ¡Bien, Tamames!

Dos. El masticado chicloso de las del Minis. Puaj. Hay que insistir, «jolines». Estas gandulas sí que denigran la Institución. Y no una moción de censura a un Gobierno que favorece a los violadores, borra a las mujeres, perjudica la economía, alimenta chiringuitos y se abraza al demonio con los brazos y las piernas para no perder su silla. Si la coalición no ha metido más patas no es porque sea menos burro. Sólo tiene cuatro.

Tres. Interesante elección la de Tamames. Algo folclórica, sí (por eso Vox es Vox, con sus más y sus menos). Conmovedoras palabras señalando las diferencias intelectuales, morales y estéticas entre la izquierda de la Transición (la del anciano catedrático) y la de ahora.

Tamames sensato, valiente y chisposo, apostó por la reconciliación, contra la violencia mezquina y el fanatismo ignorante de esta izquierda oportunista, obscena y alejada de la realidad y de sus gobernados. Aunque lo de no saludar a Abascal un poco de chocheras, sí.

Cuatro. Vox acertó por desobediente ¿Cómo se atreve a oponerse al Gobierno? Dicen algunos, ¡Ni que esto fuera un Estado de derecho! Yo aplaudo la moción venga de donde venga porque hay que leerle la cartilla al engolado de Sánchez y su gobierno Frankenstein, sin parar. Y enumerar sus chapuzas, psicopatadas y despropósitos bien alto y claro. Sin miedo. Aun a pesar de las crónicas a la moda del momento. Y luego que ese patetismo que despide la hazaña circense de Abascal no está exenta (nunca lo está) de cierta Belleza… La de ver cómo unos pocos tienen aún los arrestos de levantar la barbilla y mirar de frente a un Gobierno que se ufana de habernos estafado desde su concepción. Y que llegó al Gobierno y gobernó a través de otra moción de censura, del brazo político de ETA entre otros freaks, ¿has visto esta película de rabiosa actualidad?

Cinco. ¡Y los méritos que debe atesorar nuestro presidente, el peor orador que se ha paseado por la Presidencia del Gobierno español! Debemos meditar sobre ellos y sobre sus apoyos numerosos y suficientes, no así los de Vox, un incuestionable ramillete de ilustres que, como todo el mundo sabe, han conducido a España a una era dorada de la democracia y el bienestar. «Contra todo eso se presenta la moción de censura, y también, contra el hecho de que se niegue desde el banco azul el carácter de democráticos a formaciones que representan a millones de ciudadanos, como es el caso de mis proponentes. Que no han dejado en ningún momento de observar la ley y la Constitución. En contraste con usted, que está apoyado por los herederos de quienes hasta hace muy poco utilizaban la violencia como forma de imponer sus propósitos».

Seis. La «derechita cobarde». Parafraseando los hallazgos marketinianos de Vox. Y Feijóo sin asistir, ausente del momento de exigir responsabilidades al gobierno del que ¿es oposición? Y Nada Gamarra a lo suyo, que les gusta mucho la equidistancia. Que «no» son amigos de Vox porque ser «de derechas» en este país donde la virtud es el tejido conectivo líquido, que circula por las venas de todos los vertebrados de izquierdas, les da cosa. Ana Oramas e Inés Arrimadas en sus discursos atacaban a Sánchez, pero han votado NO. Se merecen a sí mismos.

Siete. Quedan dos meses para las elecciones municipales y autonómicas y el que vote al PSOE no podrá decir que no sabía que estaba apoyando a los proetarras, respaldando a los golpistas, bendiciendo violadores y festejando corruptelas y mariscadas con postrecito especial.

Veinticinco mil. Sí. 25.000 mociones de censura, no una ni dos. Hasta que salte como confeti de bellos colores este gobierno de integridad «fluida», de superioridad moral de Primaria, de embuste y de Parada de los monstruos. 25.000 mociones de censura, mociones por arriba, por abajo, de perfil, mociones sin descanso, planeando en todas direcciones…

Lo último en Opinión

Últimas noticias