El manicomio catalán

manicomio catalán

Los más conspicuos analistas políticos dibujan estos días los posibles escenarios en Cataluña después de las elecciones del 12 de mayo. No es fácil, habida cuenta de que esa autonomía se ha convertido «en un territorio de locos», políticamente dispersos y con un hambre inusitada y feroz de despedazarse entre sí. Todos mienten cual bellacos para lograr sus espurios y ventajosos fines. Hay tres opciones reales:

  1. Salvador Illa como presidente. Aunque la suma del PSC, Esquerra y otros partidos pudieran darle la mayoría, Esquerra podría decir «no». En ese caso, Carles Puigdemont podría presentarse meses después, pero tampoco obtendría mayoría. Esquerra quizá le apoyase, y en tal supuesto, el PSC tendría que abstenerse.
  2. Carles Puigdemont como presidente. Si Illa no logra la investidura, Puigdemont intentaría ser presidente con apoyo de Esquerra Republicana. Esto crearía otra minoría, y el PSC también tendría que abstenerse.
  3. Repetición electoral. Si las opciones anteriores no funcionan, podríamos ver nuevas elecciones.

Pocos dudan de que Pedro Sánchez hará todas las trampas que sean necesarias con tal de permanecer en La Moncloa, incluso si eso implica exigirle a Illa, un mero muñeco de quita y pon, que se abstenga. Puigdemont podría volver a ser presidente de la Generalitat de Cataluña perfectamente, sin que nos sorprenda demasiado. En semejante manicomio político dirigido por las locuras del psicópata Sánchez, cualquier cosa es más que probable.

Ese escenario es factible si tenemos en cuenta que estamos ante un sucio sectario y coleccionista de filfas, ante un frío Narciso capaz de meter a su propia señora catedrática en un embolaó de dudosa salida. A ver cómo escapa la feliz pareja de escándalo tan burdo como escabroso.

Este viernes, Ana Terradillos me preguntó en La mirada crítica si me imaginaba que Pedro Sánchez fuese capaz de sacrificar a Salvador Illa. «¿Perdona? ¡Por supuesto que sí!», repuse. A Illa, a María Jesús Montero y a quien se le ponga. La clave es seguir en Moncloa, por lo que cualquier disparate que cometa, por absurdo que parezca, es factible.

Pero, siendo muy sinceros, no sé qué será peor: si una repetición electoral en Cataluña ante la imposibilidad de formar gobierno o que se forme un gobierno con dicha tropa de mercaderes, sátrapas y fugados de la Justicia en cualquiera de las combinaciones posibles.

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