Maduro sueña con eliminar a Guaidó

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No es ficción, sino lo que corre de boca en boca a lo largo y ancho de Venezuela. Los leales al de La Guaira lo dicen con sorda angustia y los sicarios del gorila, lo expresan abiertamente. Pero todos hablan de lo mismo: “Guaidó va a ser eliminado”. ¿Cuándo? Pronto. Para desdicha de un 70% del pueblo que sufre la opresión por creer en la libertad. Cuanto antes, mejor, gritan alborozadas las hordas sumisas al “mariposón”, que goza matando estudiantes y demás oponentes a su pérfida, muy ruinosa causa. Basta ver cómo era aquel país -el más próspero de Hispanoamérica- y cómo está hoy, tras pasarle por encima el infame rodillo bolchevique. ¡Quién te ha visto y quién te ve, culta y libre Venezuela, habiendo sido tan prodigiosa Nación!

Se hace raro que Sánchez haga buenas migas con Maduro y reniegue de Guaidó, el presunto mártir, a quien no reconoce como el actual presidente de la Asamblea Nacional de su país. En cambio, tolera a su vicepresidente de quita y pon, Iglesias, financiarse con dólares negros salidos de una dictadura cruel que odia la democracia. Da la impresión que fulminar a Guaidó es la nueva consigna, el gran sueño bolivariano-social-comunista. Un trío de animales altivos: el bello cisne -que desprecia en su estanque a cualquiera que no le rinda pleitesía-; el gorila -el más fiero de todos los simios-, y la sanguinaria hiena, han acordado que deberían sacar del mapa de sus turbios propósitos, lo antes posible, al joven romántico nacido en La Guaira. No vaya a ser que su marxismo caduco quede en evidencia.

En buena hora para Guaidó, y en muy mala para el trío de la bencina, se presenta en escena el poderoso y suicida presidente de los Estados Unidos, Trump, jurando que cómo a uno de estos tres chalados se les ocurra tocarle un pelo a Guaidó, les llenará el patio y los calzones de marines, además de tejer sus debilitadas economías con alambre de aranceles. Así que, a marcar el paso y que el tirano y sus secuaces, olviden su macabro sueño. Que anden con ojo los que se las dan de revolucionarios, pues Trump les ha incluido en primera fila, junto a los locos de Irán, en sus planes de exterminio. Jugarse España a una apuesta perdedora, lo digo por el presidente Sánchez y su lacayo de alquiler, no parece solución lógica y menos aún rentable. Guaidó ha de ser reconocido como líder de una futura Venezuela democrática.

Fidel Castro-Cuba, Hugo Chávez-Venezuela, Evo Morales-Bolivia y Daniel Ortega-Nicaragua, todos rojos de psiquiátrico, se negaron a que Estados Unidos les sacara de la hambruna y de una indignidad que obligó a sus mujeres a prostituirse para subsistir. Dichos países viven en un caos absoluto, en ese infierno en que los tiranos muertos y sus herederos aún mantienen vivas las llamas, con tal de degradar por completo a sus habitantes. Un gorila criminal y totalitario, como Maduro, halla tiempo para reunirse con el zombie de ZP y cruzar elogios con Sánchez e Iglesias, los nuevos cuates, sin quedarle un minuto para atender a su gente que anda en bolas, desasistida y sin nutrición. Hacer desaparecer a Guaidó y cumplir su macabro sueño, es la idea de la bestia. Pero Trump ha cortado de raíz las intenciones del gran cobarde, que ahora vive acojonado. Cada día que pasa, falta menos para que renazca la Venezuela libre de Guaidó.

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