Lo que puede esperar el Rey en el recién estrenado 2020

Lo que puede esperar el Rey en el recién estrenado 2020

El Rey Felipe, en su felicitación familiar navideña, transmitía a los españoles que quisieran escucharle sus mejores deseos para el Año Nuevo que estaba a punto de empezar. Se supone, y al menos eso sería lo lógico, que el monarca incluía en el cumplimiento de esos mejores deseos los suyos propios y, por qué no, también los de su familia. Sin embargo, tal y como se presenta el futuro del 2020, en el que todavía no sabemos bien si empieza una nueva década o hay que esperar al año que viene, parece que el porvenir para el Jefe del Estado se muestra “oscuro e incierto”, tal y como se presagiaba el reinado de Witiza, uno de los reyes godos que precedieron a la invasión musulmana.

Sin caer en el pesimismo absoluto, hay demasiadas señales que apuntan a que el nuevo Gobierno de coalición de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, si se confirman los pronósticos de que saldrá adelante la semana próxima gracias a la abstención de Esquerra Republicana y Bildu entre otros, podrá causar algún dolor de cabeza que otro a la institución de la Corona. Más que nada, porque a pesar de la templanza con la que Podemos ha calificado el mensaje del monarca de esta Nochebuena, el uso del disfraz de piel de cordero no va a impedir que, en algún momento, a los inscritos se les vea la patita auténtica por debajo de la puerta.

A nadie se le escapa que a los socios de Gobierno del PSOE no les gusta el sistema monárquico y que abogan, cada vez que pueden, por volver a un sistema republicano que, todo hay que recordarlo, ha dado unos resultados nefastos en sus dos ocasiones anteriores. La causa no hay que atribuirla a que la República sea un sistema malo en sí, la prueba es que funciona regularmente con éxito y sin problemas en muchos países del mundo, sino en la aplicación en este país nuestro, en el que no se supo administrar con acierto un sistema y que desbarró en situaciones tan absurdas como el caótico cantonalismo en el caso del primer intento.

Otro tanto hay que decir de la abstención prevista de los independentistas  radicales representados por los diputados de Esquerra Republicana de Cataluña y Bildu, sucesores de ETA, ambos enfrentados al Rey por no sumarse a sus deseos de separarse del resto de España y que afirman sin recato los primero de los citados que “Cataluña no tiene Rey”. A pesar de que en los viejos tiempos, en los que aún vivía Franco, se repetía a menudo que la política favorece que se hagan “extraños compañeros de viaje”, la rareza de esos compañeros en los tiempos actuales sobrepasa los límites de lo razonable.

Don Felipe ha demostrado hasta ahora prudencia y cintura a la hora de enfrentarse a los graves problemas políticos por los que hemos pasado los ciudadanos españoles. A partir de ahora, tendrá que echar mano de todo el bagaje acumulado en sus casi 52 años de vida –los cumple el próximo 30 de Enero- para hacer frente al futuro en el que, como todos, tiene derecho a aspirar a que se cumplan sus mejores deseos.

 

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