Irene Montero trata a sus votantes como a descerebrados

Irene Montero

Irene Montero siempre supo que estaba rebajando las penas a los violadores. Lo sabía todo el Consejo de Ministros, pero ella era especialmente consciente de lo que estaba haciendo, porque ésa fue desde el principio su intención y la de todas las expertas a las que encargó la redacción de la ley del sólo sí es sí. Y pese a que las rebajas de penas son intencionadas, ha mentido a sus votantes y a todos los españoles una y otra vez para hacer creer que la noche es día, que el frío es calor, y que el negro es blanco.

Irene Montero ha rebajado intencionadamente las penas a los violadores. Ahora lo sabemos con absoluta seguridad porque nos lo ha confesado una de las autoras de esa ley, la catedrática en derecho penal Patricia Faraldo, que dice que «sabíamos que las penas se reducían, sí» pero que «lo que no sabíamos era la reacción que iban a tener los medios de comunicación ante algo que es absolutamente normal». También asegura que «tenemos 3.750 presos condenados por delitos sexuales. Han salido excarcelados hasta ahora unos 40. Debo decir que no me parece un efecto preocupante», pese a que a 400 se les hayan rebajado ya sus condenas y esos números sigan creciendo cada día.

Todo el Consejo de Ministro era consciente de que se estaban rebajando las penas a los violadores. Como ha desvelado OKDIARIO, existe un documento de 16 de septiembre de 2020 en el que Moncloa advierte a Irene Montero de que, con la reforma proyectada, «el resultado conseguido es que el reproche penal es notablemente inferior al actualmente previsto para las agresiones sexuales, que son los comportamientos más graves». Tanto el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) como el Consejo de Estado y varias asociaciones de juristas avisaron de las rebajas de condenas. También varias comunidades autónomas, incluyendo algunas gobernadas por el PSOE, advirtieron de la reducción de penas. Y pese a todo, ningún ministro se opuso.

El motivo de provocar estas reducciones de penas de manera intencionada nos lo ha explicado la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, en un acto de exaltación a Irene Montero celebrado este fin de semana. Dice la juez podemita que «el punitivismo es más violencia y el feminismo nunca ha sido punitivista» y que «cuando una política sólo puede proponer más penas es una pena de política», «porque nosotras creemos en la seguridad de los derechos, no en la seguridad de las derechas». Es decir, están a favor de rebajar las penas porque la derecha pide aumentarlas, así de estúpido, pero así de claro. Aunque el motivo principal nos lo explicó la ministra en ese mismo acto, cuando dijo que habían hecho esa ley «para tener en la calle psicólogas especializadas, para tener asesoras jurídicas, para tener un sistema sanitario que protege a las víctimas». O sea, para tener chiringuitos en los que colocarse todas ellas. ¿Hay que recordar que Irene Montero e Ione Belarra son psicólogas y Ángela Rodríguez Pam experta en Violencia de Género?

Lo que sigue costando entender es por qué Irene Montero ha hecho tantísimas declaraciones primero negando que se fueran a producir esas reducciones de penas que ya vemos que eran intencionadas y achacándoselas después a la prevaricación de unos jueces a los que sigue calificando de machistas, al mismo tiempo que todas ellas declaran que las rebajas de penas han sido intencionadas. Comprendo que no va a salir diciendo que las víctimas le importan un comino y que lo único que quiere es aumentar su presupuesto para crear instituciones inútiles de defensa a las víctimas en las que enchufar a todas sus amiguitas, y que cuantas más víctimas haya a más podemitas va a poder colocar en cargos innecesarios, porque queda feo. ¿Pero qué necesidad había de negar la realidad? ¿En tan poca estima tiene la inteligencia de sus cada vez más escasos votantes? Podemos conoce a sus bases mejor que nadie, así que, si los tratan como a descerebrados, por algo será.

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