Inés Hernand, el sanchismo como negocio

Inés Hernand

Inés Hernand, musa del sanchismo y multitarea de la televisión pública, pues igual participa en un concurso de cocina que sienta cátedra en las tertulias del ente, se coronó hace nada por ser autora de una de esas frases abyectas que retratan al personaje: «Hay mucha tergiversación en torno a ETA», pues «la izquierda abertzale vasca era pacifista», dijo para blanquear la actividad criminal de la organización terrorista que dejó más de 850 asesinados –incluidos niños–, además de cientos de heridos y extorsionados.

Por supuesto, con frases así, Hernand gana puntos en la izquierda, de modo que fue la presentadora del acto conmemorativo de los cien años de la muerte de Pablo Iglesias Posse, organizado por UGT, al que ha asistido el presidente del Gobierno. «Eres un icono, presi, ¡te queremos», le dijo a Sánchez durante una ceremonia de los Goya. Y ahora no ha sido menos cariñosa: «¡Aplaudidle bien, pobre Pedro!», dijo después de rendirse en elogios al jefe del Ejecutivo.

Es de vergüenza ajena, la quintaesencia del peloteo más indecoroso.  Por supuesto, Pedro Sánchez se mostró infinitamente agradecido ante el baboseo de Hernand -no era para menos-, pero con independencia de eso lo que merece una reflexión es el grado de sometimiento que la televisión pública y algunos de sus más visibles referentes tienen respecto del Gobierno y su presidente.

La degradación de RTVE cursa de manera proporcional al comportamiento y las actitudes de ese grupo de aduladores a sueldo que han convertido el sanchismo y lo que representa en un negocio. Inés Hernand, como otros, se ha arrimado con ímpetu desmedido a este Gobierno y es hasta cierto punto comprensible. No va a encontrar otro momento mejor que este para hacer caja y hay que aprovechar la coyuntura, aunque sea a costa de retratarse públicamente de forma indecorosa. Se puede ser de izquierdas, faltaría más, pero lo que no se puede perder nunca es la compostura.

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