La ignominia de Sánchez se refleja en el rostro de siete asesinos etarras
Cuando Bildu anunció que sus siete candidatos con delitos de sangre -esto es, siete asesinos entre los 34 etarras utilizados como reclamo electoral- no recogerían, en caso de ser elegidos, sus actas de concejales, la izquierda celebró el paso atrás de la formación etarra en una infecta estrategia de blanqueo de Bildu. Diez días después, los rostros de los etarras siguen acompañando a los candidatos oficiales en aquellos pueblos en los que se presentan y sus nombres irán, sí o sí, en las papeletas del próximo 28M. ¿Alguien cree que el anuncio de Bildu respondió a una asunción de su error? Nadie que conozca el proceder de Bildu puede ignorar que todo respondió a una estrategia política para salir en auxilio de Pedro Sánchez, conscientes de que sus listas de la vergüenza podían hacerle mucho más daño a sus socios socialistas que a ellos.
De momento, Bildu sigue usando las fotos de los asesinos, si bien no está significando de manera especial a los siete candidatos supuestamente apartados. Están, pero no quieren alimentar la polémica dándoles mayor protagonismo. Y todo porque tienen claro que lo que más les interesa en estos momentos es que el socialismo no sufra una estrepitosa derrota en las elecciones del próximo domingo. A un chollo como Pedro Sánchez hay que mimarle y no pasarse de frenada, pero el lunes que viene, dentro de una semana, será otro cantar. Bildu y el PSOE se necesitan: si la socialista María Chivite quiere seguir siendo presidenta de Navarra, es indispensable tejer acuerdos con la formación etarra. Y, sobre todo, Bildu sabe que para lograr sus objetivos es indispensable que el PSOE de Pedro Sánchez no sufra ahora un varapalo que dinamite sus aspiraciones en las generales de diciembre, porque para ellos es indispensable que el socialcomunismo revalide el poder. Y eso de que los asesinos candidatos de Bildu no van a recoger sus actas en caso de ser elegidos habrá que verlo.
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