Una gran candidata con un mal avalista: Pedro Sánchez

Una gran candidata con un mal avalista: Pedro Sánchez
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La ministra de Economía, Nadia Calviño, no presidirá el Eurogrupo tras perder la votación final contra el irlandés Paschal Donohoe. La capacidad técnica y profesional de Calviño está fuera de toda duda. Era una gran candidata, pero su avalista, el presidente del Gobierno socialcomunista, Pedro Sánchez, ha supuesto un lastre que ha frustrado los objetivos de España, que pierde así una oportunidad de colocar a un representante en los puestos clave de la UE.

Detrás de la derrota de Calviño hay estrategias e intereses cruzados: su valía es indudable, pero al final el voto de los países depende de varias circunstancias, entre ellas la confianza que ofrecen los Gobiernos de los distintos candidatos. Y el Ejecutivo de Pedro Sánchez, digámoslo claro, no ofrece en la UE la imagen de estabilidad necesaria. Nadia Calviño ha sido víctima, pues, del juego de las estrategias y de la poca confianza que inspira el hecho de que en España haya un Gobierno socialcomunista.

Calviño habría sido una excelente presidenta del Eurogrupo, pero no lo ha ayudado nada el hecho de que no pocas naciones recelen de que en el Consejo de Ministros español se sienten personajes como Pablo Iglesias, dirigente de un partido de extrema izquierda que defiende un proyecto económico obsoleto e intervencionista.

Al final, nada sale gratis. Que haya miembros del Gobierno de España que presuman de su condición de comunistas y pretendan imponer sus recetas totalitarias se paga. Que la supervivencia de Pedro Sánchez dependa del apoyo de formaciones independentistas cuyos líderes fueron condenados por sedición, también se paga.

Por otra parte, el candidato irlandés, Paschal Donohoe, es conocido por su rigor fiscal y por su defensa de las bajas tasas impositivas. En materia económica, España e Irlanda presentaban dos caras completamente distintas. En España, las recetas del Gobierno de Sánchez se sustentan en la subida de impuestos; en Irlanda, todo lo contrario.

Calviño habría sido una excelente presidenta del Eurogrupo, pero el Gobierno de Pedro Sánchez es un lastre demasiado pesado.

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