Golpe de Estado en Navarra

Golpe de Estado en Navarra

Navarra ha caído en las manos del chantaje proetarra. El Gobierno foral entrega su bandera y, con ella, una parte esencial de su identidad tras la derogación de la Ley de Símbolos. Consuma así un golpe de Estado contra los navarros que es extensible al resto del orden constitucional establecido en España. Resulta inexplicable que en una región soberana renieguen de sus símbolos para enarbolar los de otra Comunidad. En este caso, la ikurriña, totalmente respetable pero en su ámbito. Sin embargo, los radicales utilizan y manosean hasta la imposición la bandera oficial del País Vasco para, a través de ella, tratar de cercenar la legítima libertad de los navarros. Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra son los responsables de este ataque. Todos ellos tienen un denominador común: la connivencia con los proetarras y la condescendencia hacia sus veleidades. ¿Se imaginan que el Ejecutivo extremeño decidiera retirar de sus edificios oficiales la enseña autonómica para poner, por ejemplo, la de Andalucía? Pues ese es el disparate que ha propiciado la inefable Uxue Barkos junto con sus socios de Gobierno.

Esta realidad kafkiana define perfectamente en qué manos están sus conciudadanos. Una manera de aceptar el deseo fagocitador y expansionista del independentismo vasco. Los bataunos quieren la anexión de Navarra, parte de La Rioja y el suroeste de Francia. Ahora, y con el apoyo de pirómanas de la política como Uxue Barkos, vislumbra la consecución de un objetivo tan disparatado como anacrónico. Más propio de los nacionalismos de finales del XIX que de un siglo XXI global y europeísta. Aunque será una labor complicada en este contexto dominado desde la sombra por los aliados de Arnaldo Otegi, formaciones como UPN, PPN o PSN tienen la obligación y la responsabilidad de defender con solidez los valores constitucionales que articulan España e ir a los tribunales. Incluso al Constitucional si fuera preciso. De Uxue Barkos y sus compinches se puede esperar menos que nada. Sólo hace falta recordar la actuación de todos ellos tras la abyecta agresión de los abertzales a dos guardias civiles en Alsasua. Entonces, tanto la consejera de Interior, María José Beaumont, como la propia presidenta de Navarra calificaron de «innecesarias» las detenciones de los culpables. Poco más se puede añadir.

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