El Gobierno no lleva al Congreso las cuentas del Estado, pero sí los cuentos de la III República

Se pasan la Constitución por salva sea la parte, hurtan al Congreso el debate de los Presupuestos -por si acaso no salen- y, de paso, abren las puertas de la Cámara Baja para someter a la discusión de la ciudadanía un proyecto de Constitución de la III República española. El no va más. La presidenta del Congreso, la socialista Francina Armengol, ha permitido que se celebre en la sede de la soberanía nacional, impulsado por Sumar, el Encuentro Estatal de Ateneos, Organizaciones y Colectivos Republicanos para trasladar la necesidad de cambiar el modelo de Estado poniendo fin a la monarquía parlamentaria.
O sea, que no llevan al Congreso de los Diputados las cuentas del Estado, pero sí los cuentos de los adventistas de la III República. Tiene guasa la cosa: llevamos años sin debate sobre el estado de la nación, pero lo que se debate es el modelo de Estado consagrado en la Carta Magna y que Sánchez y sus socios pretenden convertir en papel mojado. El acto incluirá una Comisión de Expertos para elaborar y someter a la discusión de la ciudadanía un cambio de régimen. Sumar mueve los hilos y busca «abordar el vínculo entre la monarquía y la dictadura» mientras Pedro Sánchez les deja hacer.
Resulta surrealista que no haya debate de Presupuestos en el Congreso y sí que puedan hablar alegremente terroristas como Jaldia Abubakra, la líder de la organización terrorista Masar Badil en España, que ha defendido públicamente el ataque de Hamás del 7 de octubre y ha negado el derecho de Israel a existir. También que se dé voz a los representantes de la Plataforma en defensa de los radicales que fueron condenados por el Tribunal Supremo a una pena de cuatro años y nueve meses de cárcel por desorden público, atentado a la autoridad y lesiones a policías. El nivel de degradación institucional no tiene precedentes. Están a lo que están: en la voladura del régimen del 78.