Gala Michelin España… en Barcelona

Gala Michelin España… en Barcelona

Si hay hoy un termómetro social es sin duda la gastronomía. No existe una actividad que concite más capacidad de influencia y de buen rollo que la movida de los restaurantes y las andanzas de los cocineros. Todo el mundo quiere apuntarse a ese carro y hacerse fotos con estos nuevos ídolos de esta sociedad líquida. Por ello, con gran curiosidad esperábamos la Gala de la Guía Michelin para 2024 celebrada en Barcelona. En pleno laberinto de los pactos de Waterloo, los negociadores en Suiza y la amnistía. ¿Afectaría la crispación política y cívica que recorre España a la Fiesta de las Estrellas? ¿El hecho de que por primera vez la edición de la biblia roja asistiera a la independencia de Portugal sería un mal presagio?

La primera mirada ha sido de encontrarnos en una elipsis de la bronca de los políticos. La tradicional camaradería de las gentes de la hostelería ha blindado cualquier atisbo de deriva identitaria, por mucho que el gran cartelón que rezaba Michelin Spain diera que pensar, por aquello de evitar la palabra castellana que a muchos parece revolver las tripas, y no de hambre. Luego la presentación de Andreu Buenafuente, bastante encorsetada y sin broma alguna fuera del guión previsible, tan neutras que podrían haber sido propias de una fiesta en Nueva Zelanda, ha aventado elementos de fricción.

¿Autoridades públicas? A diferencia de cualquier otra gala precedente, donde los responsables autonómicos (Ximo Puig, García-Page) discurseaban y se colocaban medallón de apoyo a la gastro, los de la Generalitat catalana no estaban ni se les esperaba por razones que de puro obvio ni merecen comentario. Sólo salió al diván de Buenfuente el alcalde Jaume Collboni. No habló de Israel, que eso hubiera sido noticia, claro, y sí de su amor a la cocina. Eso además de algo que suele quedar muy bien, en especial estando ente cocineros, algún malvado podría pensar que es lo propio de los políticos, más en tiempos presentes, cocinar pactos y recetas a veces indigeribles para la ciudadanía en los fogones del poder. Hubo un momento cuando el comunicador le pregunto ante el éxito de la gala si tenía pensado presupuestar la misma para siempre, que uno se paró a pensar si no habría al modo de la selección catalana de fútbol, una sugerencia de una guía propia de Cataluña… Umm, serán traiciones del subconsciente.

Como ya en este país todo tiene sesgo territorial, el aluvión de nuevas estrellas debería también interpretarse en esa clave. Así, Madrid recibe 6 nuevos macarrones de una nómina que ya empieza a ser nutrida, frente al tradicional dominio vasco y catalán.

Además, lo que marca la propia dinámica del territorio madrileño, con propuestas culinarias muy plurales y distintas, desde la excelencia piscícola y de sala en Desde 1911, al compromiso radical del producto y sus maduraciones en Osa, o lo japo en Toki, lo manchego en Santerra o Cebo, y la extensión de Martín Berasategui en Club Allard.

Emerge Andalucía con cinco estrellas de nuevo cuño, sobresaliendo Jaén, con dos capitalinas (Malak y Radix) que ya suman cuatro, junto a la de Vandelvira en Baeza. A lo que debe unirse la incorporación al olimpo de los triestrellados de la estupenda cocina andalusí del cordobés Noor de Paco Morales. Más tarde, reparto proporcional por el resto del país, destacando la sorprendente única estrella vasca para el tránsfuga de Etxebarri, Txispa en Axpe. La polémica está servida.

Además, reconocimiento para La Rioja con el único nuevo dos estrellas de los hermanos Echapresto en la magnífica Venta Moncalvillo. También en la categoría de Premios especiales se ha rendido tributo al gran Juan Mari Arzak como cocinero mentor. Y, nobleza obliga, a la hostelería catalana en la totémica figura del indiscutido sumiller Pitu Roca, el jefe de sala del barcelonés Lasarte, Joan Carles Vázquez, y la nueva chef Martina Puigvert de Les Cols.

Como colofón, junto a Noor, también tres estrellas para Disfrutar. El extraordinario restaurante de Barcelona a cargo del tridente de Castro, Xatruch y Casañas ha conseguido por derecho lo que todo el mundo pronosticaba. En definitiva, Guía Michelin de España 2024 en Barcelona, prueba superada.

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