El fracaso de las «nuevas generaciones»
Lo que estamos viendo estos días en el PP se podría titular como encabezo el presente artículo. Y ojo, que no me refiero únicamente a la organización juvenil del PP (NNGG), sino a todos sus sucedáneos de los demás partidos (aunque intuyo que alguno como el PNV no lo ha hecho tan mal).
Sobre el tema se podría escribir un libro con muchos detalles. Pero en resumen podemos contar que, allá por la transición, habiéndose reducido a 18 años la mayor edad y siendo numerosísimos los jóvenes (hoy apodados boomers), los partidos se lanzaron a la caza de su voto creando organizaciones ad hoc. Alguno incluso llegó a absorber campamentos de la OJE: en un pueblo de Valencia, el campamento pasó de un año para otro a organizarse bajo la marca AP. A partir de cierto momento (¿los 90?) las “nuevas generaciones” de turno servían ya para estructurar una carrera de políticos sin profesión. Carrera que generaba sujetos más dependientes y mediocres que un político con profesión, pero también más gregarios y leales.
Comenzaron entonces a aprenderse historias perversas de cómo se devoraban unos a otros los aspirantes del mismo partido en otros países a base de trapos sucios. Y se comenzó a practicarlas. Cuando yo estaba en la Facultad, las NNGG eran una guerra civil: dos asociaciones vinculadas al PP competían en las elecciones de delegados. Se decía que una era de «de la nacional» y la otra «de la regional» (las direcciones de NNGG, enfrentadas como ahora Casado y Ayuso). En aquellos días el presidente regional de NNGG dimitió por ser pillado mirando videos porno durante un pleno en la Asamblea de Madrid. Ese era el ambiente cuando a un chico de Palencia de mi edad que estaba en cuarto de E-3 (ICADE) le nombraron jefe de gabinete del vicepresidente de la CAM (cortando su carrera, que terminó luego a trompicones). A más a más, Esperanza Aguirre le promovió a presidente regional de NNGG, y luego Aznar lo contrató como jefe de gabinete. Cuando ahora se oye a una llamarles niñatos y el otro decir que no es un referente fuerte, pienso que sería otra cosa si le hubieran dejado terminar la carrera. La historia de Casado fue sólo una más de las que había por España. En la comunidad vasca por ejemplo, el clan de NNGG asaltó el poder excluyendo a un tal Santiago Abascal.
Pasados los años, los políticos sin profesión dirigen el decrépito partido que les crio. Paralelamente, el excluido vasco lidera un partido en el que, no por casualidad, no hay organización juvenil (sino militantes jóvenes integrados en el conjunto). Partido que ha puesto un candidato en León y Castilla imposible de hallar en unas “nuevas generaciones” al uso: Treinta años, carrera bien hecha, dos másteres y varios años de cotización fuera de la política.
Mirando el panorama, pienso que, además de las otras cosas que se dicen, la guerra de estos días es el fracaso de un modelo de militancia juvenil que debería desaparecer.
NOTA FINAL: llevo casi tres años escribiendo semanalmente en OK diario. He podido comprobar en la calle lo muy leído que es este periódico (en muchos casos entre gente más culta de lo que algunos creen). Necesito parar a albergar ideas más perennes. Por ello, dejaré de escribir durante un tiempo. Quedan en buenas manos, pues cada vez hay más y mejores columnistas. Ha sido una labor muy enriquecedora de la que incluso ha salido un libro en el que un amable lector me iba refutando los artículos con una visión interesante que les recomiendo. El libro se titula Sobre la política y la pandemia, lo tienen en editorial SND, y el prólogo lo he escrito yo mismo. Gracias a todos.
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