¡Estatuas derribad!
Romance del revisionista histórico
Qué mal pronto el de Pelayo,
que España quiso conquistar,
así, sin previo aviso,
y sin mesa para dialogar.
¡Derribemos sus estatuas!
¡Qué vergüenza, de verdad!
Alfonso Rey de Castilla,
Tampoco quiso negociar,
con otros tres reyes vecinos
juntó un cuatripartito real,
para en las Navas de Tolosa
al califa y los suyos echar.
¡Qué poco democráticos!
No les dejaron ni votar.
Ni siquiera un mediador,
o un relator internacional.
¡Derribemos sus estatuas!
¡Un pueblo sin urnas, nunca más!
Luego Isabel y Fernando
Llegaron hasta Granada
Boabdil, muy triste quedó
y derrotado lloraba.
Enfadada con el Sultán,
su madre ya criticaba
la nueva masculinidad,
que Boabdil representaba.
Por entonces un tal Colón,
a las Indias ya llegaba
y muchas cosas pasaron
sin que hasta ahora se juzgaran.
¡Una comisión de investigación
es ya muy necesaria!
En la transición los españoles
nos volvimos a abrazar.
Tras gobernarnos un general,
que no me atrevo a mentar,
pues con la ley de memoria
me pueden estigmatizar.
Así nos cuentan la historia
los que la quieren revisar.
¡Linchemos antepasados!
¡Qué crueles y cuánta maldad!
Si con diálogo y buen rollo,
siempre estaríamos en paz.
Juzguemos con nuestros ojos,
basta tuiter, y sin estudiar,
como digan en la sexta
o desde Galapagar.
No vengan historiadores
a explicarnos la verdad
Zapatero y Greta Thunberg
sí que saben interpretar.
Alianza de civilizaciones,
¡eso sí mola, es lo más!
¡Derribemos más estatuas
y viva la multiculturalidad!
Fuera pinturas rupestres,
los animalistas exigirán.
De Cesar Augusto o Colón,
¡todas las estatuas derribad!
Los fenicios, neoliberales,
también hay que condenar.
En el museo del Prado
muchos cuadros a censurar
Solo la camiseta del Che
puedes orgulloso llevar.
Esto es lo más moderno,
lo hacen en Londres o Aquisgrán
Porque la occidental es
la civilización a cuestionar.
Pero cuando esto termine
y extrañemos la libertad,
una gran duda tendremos
y entonces se preguntará:
¿Cuántos cantamañanas
tuvimos que soportar?