En ERC son malvados, pero no tontos
Esquerra Republicana tiene un plan clarísimo, y a pesar de ciertos bandazos causados por su tradicional temor a que los neoconvergentes les coman la tostada, lo sigue a rajatabla. Su gran objetivo es pescar en otros caladeros electorales, busca que las nuevas generaciones de castellanoparlantes de izquierdas, que residen sobre todo en las áreas metropolitanas de Barcelona y Tarragona, abandonen a comunes y socialistas y les apoyen a ellos. Tienen claro que el voto catalanista del interior de Cataluña, el típico elector supremacista que se cree superior al resto de españoles y que piensa que el catalán es una especie de pueblo elegido al que todo el mundo ha de admirar, tiene un techo. Además, es una bolsa de votantes que se la disputa con la neoconvergencia heredera del pujolismo, siempre eficaz a la hora de defender las esencias patrias del nacionalismo más cerril.
En cambio, el electorado de Barcelona y Tarragona es, para Esquerra, la tierra prometida. Un oasis en el que la neoconvergencia – sea la de Carles Puigdemont, Marta Pascal o Àngels Chacón – apenas puede pescar. Junqueras y su equipo tiene claro que entre lo que el secesionismo llama “charnegos” es dónde están sus nuevos caladeros de votos. Y, de hecho, no se ha de olvidar que, en una de las poblaciones del área metropolitana de Barcelona con más presencia de catalanes con origen en otras regiones de España, Sant Vicenç dels Horts, el propio Junqueras fue alcalde. No solo eso, en la también muy “charnega” – que conste que lo digo con orgullo, dado que es mi ciudad – Hospitalet de Llobregat, que es la segunda población en número de habitantes de Cataluña, ERC ya es la primera fuerza de la oposición a la alcaldesa socialista, mientras que JxCAT quedó fuera del consistorio. También son segunda fuerza en Cornellà de Llobregat y Sabadell, y tercera en Santa Coloma de Gramenet y Terrassa. Y no olvidemos la victoria de Ernest Maragall en las municipales en Barcelona con diez concejales. En 1991 tenían cero regidores en la capital catalana.
El fichaje de Gabriel Rufián, por mucho que a muchos nos parezca un personaje estrafalario y tendente al histrionismo, es un acierto que incide en esta línea. Con un discurso marcadamente izquierdista en el Congreso, que no olvidemos que para el núcleo duro de ERC es un parlamento “extranjero”, va lanzando mensajes que poco a poco calan en un electorado que tradicionalmente veía a los independentistas como algo exótico, y que desde la crisis económica que impulsó el ‘procés’ comienza a verlos como una opción aceptable. Por supuesto, gracias a unos socialistas empeñados en cederles votos. Primero facilitaron el cambio de imagen de Esquerra de partido lunático a partido de gobierno, gracias a los tripartitos que gestionaron Cataluña entre 2003 y 2010. Y en la actualidad, gracias a los acuerdos con el PSOE y Podemos en las Cortes, han vuelto a conseguir una pátina de “respetabilidad” e “izquierdismo”. Cualquier avance “social” del que quiera presumir PSOE y Podemos en las cuentas públicas también Esquerra podrá atribuírselo.
Esta estrategia no deja un frente sin cubrir. Fijémonos en El Periódico de Catalunya que es, desde hace cuarenta años, el medio de comunicación de referencia de la izquierda catalana. El poderoso diario que sustentó las mayorías socialistas y neocomunistas en los principales ayuntamientos catalanes y los dos tripartitos de Maragall y Montilla. ¿Quién es el actual director? Albert Sáez, al que ERC nombró durante su etapa de gobierno con los socialistas como responsable del área de comunicación de la Generalitat, primero, y presidente del órgano rector de TV3 y Catalunya Ràdio, después. En este diario pueden leer casi a diario columnas de Joan Tardà, Gabriel Rufián, el poderoso Sergi Sol, hombre de la más estricta confianza de Oriol Junqueras y otros opinadores afectos a Esquerra.
Así, poco a poco, Esquerra va introduciendo su agenda en las mentes de los lectores del medio más influyente de la izquierda catalana. Por ejemplo, el pasado domingo Rufián aseguró en una tribuna en El Periódico que el “independentismo de derechas catalán le regaló la Diputación de Barcelona al PSC para que no la tuviera Esquerra”. Este martes Joan Tardà, en otra columna de opinión, reclamó los derechos electorales de la inmigración extranjera residente en Cataluña. Y el jueves Sergi Sol, en un artículo, defendió con vehemencia al gran aliado de ERC, Arnaldo Otegi, y aseguró que el Tribunal Supremo, al ordenar repetir el juicio por el caso Bateragune, había hecho “suya la tesis de Vox, el partido de extrema derecha que lidera Santiago Abascal”. En pocos días, los lectores de este poderoso diario, vieron como dirigentes de ERC les vendían un cóctel de temas muy ajenos a la tradicional agenda de la izquierda tradicional catalana.
En Esquerra serán muy malos, porque solo buscan destruir España y convertir a millones de catalanes en ciudadanos de segunda, pero no son nada tontos. Su plan está funcionando. Y si el constitucionalismo catalán no lo remedia, serán el partido hegemónico en un futuro no demasiado lejano.