Y encima tienen el rostro de hablar de «escudo social»

Y encima tienen el rostro de hablar de «escudo social»

La queja es recurrente: «No cobro desde hace meses y no consigo una cita previa en el SEPE». Es un lamento que, pese a que el Ministerio de Trabajo mantiene que se trata de casos aislados, lanzan a diario miles de personas desesperadas por la falta de respuesta de la Administración. Y no es culpa de los funcionarios del Servicio de Empleo Público, sino de la negativa del Gobierno a reforzar de manera eficaz un organismo que está desbordado. Cómo será que proliferan empresas que están haciendo el agosto vendiendo citas previas que consiguen gracias a dispositivos informáticos que no están al alcance del resto. El que tiene suerte consigue una cita para dentro de tres meses, por mucho que lleve tiempo sin cobrar -algunos desde el principio de la pandemia-. Estamos ante un caos colosal que el Ejecutivo socialcomunista pretende enmascarar subrayando que se trata de casos puntuales. Es, sencillamente, mentira y revela hasta qué punto lo del «escudo social» es una frase hecha que no se corresponde con la realidad.

Detrás del caos está el abandono que han sufrido los funcionarios del SEPE, que llevan reclamando desde hace meses unos refuerzos que no llegan. Son 6.000 personas para millones de demandantes y todo lo que ha hecho el Ministerio de Trabajo es contratar a una empresa pública, Tracsa, que no ha aliviado el problema, porque la complejidad de la tramitación de los expedientes requiere de una cualificación y experiencia que no se obtiene de un día para otro. Estamos ante una situación kafkiana: miles de trabajadores viviendo de la ayuda de familiares o amigos porque la Administración no les hace ingreso alguno en su cuenta y los funcionarios desbordados, convertidos injustamente en el centro de las iras de quien ya no sabe qué hacer para conseguir una cita. El Gobierno ha dejado vendidas a miles de personas que meses después siguen sin cobrar y también a los funcionarios del  SEPE. Esa es la realidad. Nueve meses después, el caos continúa. Y luego hablan del escudo social.

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