¡A por ellos, oé!
La Resistencia catalana al separatismo, y los tres partidos que plantan cara al supremacismo secesionista -PP, Vox y Ciudadanos- tienen una oportunidad única para revitalizarse. Tras la definitiva traición de Salvador Illa, que siguiendo las órdenes de Pedro Sánchez para seguir en Moncloa ha convertido al PSC en un partido independentista más, todos dan por hecho que el bloque de la estelada va a arrasar en las elecciones.
En la trinchera secesionista están Junts, ERC, PSC, Comunes, la CUP y posiblemente se incorporará la formación hispanófoba Aliança Catalana, liderada por la alcaldesa de Ripoll, Silvia Orriols. De entrada, lo normal es que el próximo Parlament sea aún más separatista que el saliente, porque el PSC, que en las autonómicas del 2021 disimuló su querencia por la estelada, ya no tiene por qué hacerlo tras ser el socio preferente de Pere Aragonés, haber pactado con ERC y Junts los decretos que consagran la persecución del español en las escuelas, haber pasteleado con Puigdemont y Aragonés la dirección de TV3 y estar gobernando con separatistas en tres de las cuatro diputaciones catalanas.
Por eso tenemos una oportunidad única. Illa, Aragonés y Puigdemont dan por muerto al constitucionalismo catalán. Su única duda es que dos partidos del tridente secesionista PSC-Junts-ERC formarán pareja de baile para gobernar la Generalitat y cuál será el socio menor a escoger -CUP o Comunes- en el caso de que sea necesario. Como las formaciones secesionistas van a estar muy ocupadas en vapulearse entre ellas y ni nos consideran porque piensan que somos marginales, tenemos que movilizarnos para darles una lección y comenzar la reconquista de la Resistencia.
De entrada, hemos de insistir a todos nuestros amigos, familiares y conocidos que el PSC no es el voto «útil» para el «reencuentro» y la «convivencia». El mensaje que hemos de transmitir es que votar a Salvador Illa es como votar a Carles Puigdemont o a Pere Aragonés. Que los socialistas son los que han despedido a un clarinetista y al cocinero del alcalde Collboni por no hacer su trabajo en catalán. Que son los que han perdonado 15.000 millones de euros a ERC para que se siga gastando el dinero en TV3, y no en hospitales.
Después hemos de movilizarnos para asegurarnos que los actuales veinte diputados que plantan cara al separatismo -la suma de los que tienen en la actualidad VOX, CS y PPl se acerquen a los treinta. No será nada fácil, pero si queremos construir una alternativa de futuro hemos de comenzar a trabajar ya. Haya o no haya conjunción entre estos tres partidos, y se presenten una, dos o tres listas hemos de conseguir que tengan el mejor resultado posible. Y que tengan la suficiente fuerza no sólo para plantar cara al separatismo histórico -Junts, ERC y CUP-, también al nuevo independentismo de Salvador Illa y Ada Colau.
No se trata de dar ningún cheque en blanco ni al PP, ni a Vox y, en el caso de que se presenten, a Ciudadanos. Hemos de vigilarles y exigirles que nos defiendan y que no retrocedan ni un milímetro en la defensa de nuestros derechos civiles y lingüísticos. Pero lo que no podemos hacer es quedarnos en casa, y no votar con la excusa de «todos son iguales», «no vale para nada» o «me han decepcionado». Y, sobre todo, lo que no se puede hacer de ninguna manera es caer en la propaganda de Sánchez y votar al PSC como fuerza «superadora» del «conflicto catalán».
El PSC no «supera» nada porque no es parte de la solución, es el principal problema que tenemos los catalanes no separatistas. Porque los socialistas engañan a centenares de miles de votantes que piensan que votar a Illa es la mejor manera de parar los pies a los independentistas. De ahí que no podemos dormirnos y hemos de desarrollar un activismo constante hasta el 12 de mayo. ERC, Junts, la CUP y los Comunes de Asens y Pisarello no engañan a nadie, son hispanofobia en vena. Es el PSC el que engrosa la trinchera del independentismo con votos constitucionalistas. Hemos de dejarnos de medias tintas, tener como lema en las urnas un cívico y democrático «a por ellos, oé» y movilizarnos para que la resistencia al separatismo sea más fuerte.