Ecos del día en que la España insumisa salió a la calle

España

«Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa». Este es el principio de renovación, el séptimo de los once principios de la propaganda de Goebbels que aplican contumazmente Pedro Sánchez y sus terminales mediáticas desde que el felón llegó a la Moncloa.

Eso explica que cuando apenas han transcurrido dos días desde que se celebró la multitudinaria manifestación que desbordó Cibeles y abarrotó las calles de Madrid, todas las portadas y aperturas de los medios de comunicación estén ocupadas con la composición del Gobierno de Pedro Sánchez, cuando el único nombre a recordar es el de Puigdemont, ese prófugo de la justicia que ha hecho presidente al felón para que nomine su corte con arreglo al guión establecido desde Waterloo. ¿Qué más da quien pasee las carteras ministeriales mientras el Gobierno esté presidido por la marioneta que mueve Puigdemont?

Así las cosas, vayamos a lo que de verdad importa. El 18N habrá de ser recordado como ese día en el que alzó la voz y salió a la calle la España decente, la que nunca se rindió ante el proyecto totalitario de ETA; la que en octubre de 2017 frenó el golpe que estaban dando los independentistas catalanes desde las propias instituciones autonómicas; la España que defiende la libertad y la igualdad entre españoles y a la que le repugna que el PSOE y Pedro Sánchez pretendan entregar el futuro de nuestra nación a seculares enemigos del pluralismo político, a los golpistas, a los bilduetarras, a los comunistas, a la extrema izquierda bolivariana, al nacionalismo de extrema derecha casposo y racista que está capitaneado por un prófugo de la justicia.

Habremos de recordar el 18N como ese día en el que un diputado del partido socialdemócrata portugués, Paulo Rangel, se subió a la tribuna de oradores de Cibeles y nos recordó que «la Ley de Amnistía no es un problema de España, es un problema de Europa. Europa no tolerará la Ley de Amnistía»; «Europa está con vosotros, la Unión Europea está con la democracia, con la libertad con el Estado de Derecho, con el respeto por la separación de poderes…».

«Es una orgullo ver a esta multitud, a toda esta gente con banderas de España y banderas de Europa…», decía antes de apuntar: «Estamos aquí para luchar pacíficamente, serenamente, por la separación de poderes, por la libertad, por la democracia, por la convivencia de todos los ciudadanos de España…», porque «España fue un ejemplo durante la Transición para la democracia, un ejemplo para toda Europa, para todo el mundo…».

Asimismo, señaló que «no vamos a aceptar, porque no lo aceptamos en Polonia, no lo aceptamos en Hungría, no lo aceptamos en Rumanía… que haya una Ley de Amnistía que únicamente valga para comprar votos en el Parlamento». «En toda mi vida como jurista, como político, como ciudadano, nunca he visto una democracia en la que se pueda aceptar que comités parlamentarios puedan fiscalizar los tribunales y el poder judicial».

También dejó claro que «esta es una línea que no se puede pasar, y por eso, por todo eso, os prometo en el PE, en Bruselas, por todos los países de Europa, os vamos a apoyar a los ciudadanos que estáis en la calle a resistir; no vamos a dejar que España, por oportunismo político, deje de ser una referencia mundial de la libertad, de la democracia, de la convivencia con respeto por el Estado de Derecho».

«Esta Ley de Amnistía , el acuerdo que el Gobierno de Sánchez ha hecho es peligroso para la democracia liberal y para el estado de derecho, y por eso les digo… , hoy y todos los días, el que resiste, gana!». «Cuando era joven acostumbraba a venir a Barcelona, a Madrid, con mis amigos y amigas, a ver la alegría de vivir del pueblo español, su amor a la libertad, a la diversidad, a los derechos, a la movida… Y en esos tiempos siempre decíamos con orgullo: ‘Madrid me mata!, España me mata’. Pues lo que os digo en este momento grave, histórico, de la vida constitucional y política de España, es ‘¡España no te mates, España no te mates!».

Habremos de recordar las palabras de Andrés Trapiello explicando lo obvio, que «el proyecto de Sánchez es la mentira. Mentirá una y cuantas veces lo necesite. Acaba de hacerlo en su investidura hace un par de días: en nombre de España se ha comprometido a trabajar por la unidad y la convivencia de los españoles, pero también ha prometido levantar un muro entre ellos. Quiere volvernos locos, que perdamos el juicio». «Por la ley del encaje y del amaño querrán volver constitucional lo que es inconstitucional, pero para cualquiera que tenga buen entendimiento y un poco de nobleza, esta ley es y será para los siglos de los siglos una burla inmoral e indecente. Intentarán perpetrar ese atropello, pero no en mi nombre».

Y habremos de guardar celosamente en nuestra memoria las palabras de Fernando Savater: «Una cosa es el derecho a la diferencia y otra cosa es la diferencia de derechos». «Todas las regiones españolas son muy entrañables para cualquier español; pero España no sólo es entrañable, es necesaria para nuestros derechos y libertades; para nuestra vida en común necesitamos a España, no nos bastan con los terruños, no nos bastan con los apegos que normalmente sólo les interesan a los caciques locales, a los que quieren volver a vivir con ese caciquismo menor que les permite hacer y deshacer a su antojo».

«No hay que tolerar que nos quiten España, porque España es una riqueza para todos, y no tenemos que renunciar a ninguna de nuestras posesiones ciudadanas en España». «Si a alguien no le gusta España y quiere irse, es muy libre de irse, pero que no se lleven nada, que no se lleven las cosas que son de todos, nadie se puede ir de España llevándose nuestras posesiones ciudadanas y cívicas, porque Cataluña es de todos, porque el País Vasco es de todos, porque Galicia y Andalucía es de todos… Y nadie se las puede llevar porque diga que son suyas y que le gustan mucho», agregó al respecto.

«Hay una sola cosa en que estoy de acuerdo con el gobierno; dicen que quieren poner una escolta a Puigdemont y a mí me parece bien. Yo creo que hay que escoltar a Puigdemont, llevarlo a Alcalá Meco y dejarlo allí, escoltado, unos cuantos años».

«A quién creer, a todas las asociaciones de jueces, a los abogados, a los fiscales, a los diplomáticos…, que han dicho que la amnistía atenta contra el estado de Derecho y contra la igualdad de los españoles… ¿Vamos a creer a esos expertos o a lo que dicen el Sr. Bolaños y los editoriales de El País?».

«Ha llegado la hora de la verdad, y la hora de la verdad es siempre la hora de dar un paso al frente, es la hora de los valientes, o al menos la hora de los conscientes». «Esta manifestación de hoy es el primer paso de una resistencia que tiene que continuar… Tenemos que decir que no somos siervos, no estamos para obedecer a nadie, somos ciudadanos libres e iguales. Tenemos que obedecer a la Constitución, a las leyes, pero no a cualquier persona que manipule a su antojo la Constitución y las leyes».

«Muchas veces se ha invocado la obediencia debida y desgraciadamente se suele invocar para justificar alguna barbaridad. Pero también hay una desobediencia debida, la desobediencia de negarse a aceptar aquellas órdenes que se esconden como si fueran justificadas pero van en contra del espíritu, de la unidad y de la libertad de los españoles».

«Es la hora de luchar contra la cobardía, contra nuestras ganas de abandonar, porque dentro de unos meses nos podemos encontrar con cosas que nos harían estremecer como hoy nos estamos estremeciendo con cosas que se podían prever hace tiempo». «Felicito a todos los que están aquí, pero no os aburráis, no lo dejéis, no os canséis, no toleréis lo intolerable, porque quien tolera lo intolerable termina viviendo de una manera miserable. Adelante todos vosotros. ¡Viva España! ¡Viva la Constitución! ¡Viva el Rey!».

Los ecos de esas voces que resumen el grito unánime de la España insumisa, de la España que se ha levantado contra los abusos de poder del Gobierno de Sánchez y sus cómplices son los que debemos guardar en nuestra memoria. Porque ni hoy, ni mañana, ni nunca conseguirán que los españoles de bien, esa inmensa mayoría, renunciemos a defender la democracia frente a sus enemigos. Somos españoles, somos europeos. Y ni hoy, ni mañana ni nunca consentiremos que los socialistas vuelvan a levantar un muro entre españoles y resuciten las dos viejas Españas. Nos gusta España, nos gusta la democracia, nos gusta la libertad. Por eso seguiremos coreando como Fernando Savater: ¡Viva la Constitución! ¡Viva España! ¡Viva el Rey!

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