¿Dónde está el cambio en el PSOE?

¿Cómo es posible que Guillermo Fernández Vara y Ximo Puig sigan siendo los Secretarios Generales de sus respectivas regiones? ¿Dónde está el cambio en el PSOE? ¿Siendo «susanistas», cómo se entiende que los candidatos «sanchistas» hayan podido perder en sus territorios?
Estas son algunas de las preguntas que se hacen estos días entre corrillos que, o bien son de fuera del PSOE, o bien son de otros territorios distintos a Extremadura y Valencia. Es uno de los casos en los que los mensajes que se han querido dar, de manera a veces excesivamente tozuda, no encajan con la realidad que, al menos, algunos hemos vivido.
Me explico: Guillermo Fernández Vara, actual Presidente de Extremadura (por segunda vez), y Secretario General del PSOE es uno de los «barones» socialistas más válidos del partido. Se podrá estar a veces más o menos en desacuerdo con él, pero desde el punto de vista de lo que a mí me parece importante en política, puedo dejar por escrito que es un valor para el PSOE. Una persona íntegra, trabajador, con una gran formación en su ámbito profesional, y entregado a su tierra. Jamás he visto en Guillermo un juego sucio, una silencio huidizo. Y por eso, es una persona que en política se gana los afectos.
Me consta, porque he conocido «por dentro» la gestión de su gobierno, que es un líder que valora él mérito y la valía personal de quienes tienen que hacer caminar a una región que ha sido siempre tan mal tratada en comparación con otras en España. No tiene enemigos realmente duros el señor Fernández Vara, y sin duda esto puede que sea por su carácter dialogante y su capacidad para ir adaptando los proyectos a las necesidades.
Hace no mucho se metió en el jardín del susanismo contra el sanchismo. Un terreno donde Vara no sabe moverse bien. Los que le conocemos sabemos que eso del «contigo o contra mi» no le suscita interés. Y personalmente yo sé que estaba deseando que todo este follón terminase cuanto antes. Si no respondiera al perfil que ha descrito anteriormente, no estaría formando parte de la Comisión Ejecutiva Federal junto a Sánchez.
Por todo lo dicho, y añadiendo además que el PSOE no se ha preocupado en absoluto en generar nuevos perfiles, prepararlos, cuidarlos y propiciar el relevo generacional necesario, vemos cómo ahora mismo, siguen siendo estos perfiles los que resultan creíbles y dan seguridad a la militancia. Nadie pone en duda su valía, al contrario; pero también es cierto que algo falla cuando frente a ellos no ha habido ningún candidato o candidata que les haya podido hacer la más mínima sombra.
Con Puig no tengo relación directa, pero más o menos toda la información que tengo de él, por parte de quienes están a su lado día a día, viene a ser en cierto modo similar. No es un sanguinario haciendo política. Y esta gente sigue siendo necesaria.
De todos modos, no son los Varas ni los Puig los que debían preocuparnos. Perfiles que se preocupan y ocupan por su tierra y que, en medio de toda esta batalla campal, han intentado salvar los trastos como han podido, evitando males mayores e, incluso, sirviendo muchas veces de «cascos azules» en la contienda. Lo que me alegra es que algunos que sí han hecho sangre, que sí han sido desleales hacia unos principios, que han sido capaces de hacer lo posible y lo imposible para cargarse a todo lo que les pillara por delante, hoy ya no estén al frente de determinadas regiones. Como muestra, La Rioja.
Así que algo va cambiando. Y por lo que parece, priman los perfiles con principios y valores, frente a otros quizás más jóvenes. Porque lo más fresco quizás sea apostar por lo auténtico.
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