¿Dónde está Begoña? ¿Por qué ha desaparecido de la vida pública?
Los mejores observadores de la realidad imperial-presidencial echan a faltar a doña Begoña Gómez, la misma cónyuge de un primer ministro que pasó de ser contable en las saunas y prostíbulos familiares a convertirse en catedrática de la más ampulosa universidad española.
¿Dónde está Begoña? No aparece en ningún acto oficial, a la que era tan abonada cuando los españoles desconocían sus andanzas, desde el pasado mes de abril. ¿Dónde se esconde la atribulada esposa de Sánchez? ¿Ha ordenado el sandokán monclovita que se refugie en el búnker porque una vez mandada al banquillo perjudica su imagen? Todo pudiera ser conociendo cómo conocemos al perfil psicológico del marido.
Los más avispados-malintencionados sitúan a la dama por parajes caribeños a los que tanta afición tiene en visitar. Lo cierto es que no deja de ser altamente sospechoso, no por el amor y la fidelidad perruna de don Sánchez (el columnista le conoce bien de su etapa prepresidencial), sino porque esa relación oficial ha sido un clásico de la política gubernamental desde el minuto siguiente a que triunfara la malhadada moción de censura del 1 de junio del 2018.
¿Dónde está Begoña?, preguntan los sabuesos de la prensa una y otra vez.
Nadie contesta. Silencio y desprecio. ¡Ay, Begoña!
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