Dolores Delgado, una de cal y otra de arena

Dolores Delgado, una de cal y otra de arena

La fiscal general del Estado, Dolores Delgado, ha «ejecutado» al fiscal del Supremo y del juicio a los golpistas catalanes, Javier Zaragoza, al presionar a los vocales de la Unión Progresista para que no le votaran como fiscal de Sala jefe de la Sección Penal. Parece evidente que la firmeza de Zaragoza a la hora de desnudar el papel de los sediciosos durante el 1-O ha jugado en su contra y que Delgado -¿De quién depende la Fiscalía? Del Gobierno. Pues eso- ha tratado por todos los medios de que uno de los azotes del independentismo no viera cumplido su deseo de ocupar la jefatura de lo Penal. Por antigüedad, trayectoria, entrega y dedicación como fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Zaragoza reunía todas las condiciones, pero el Gobierno socialcomunista depende de los golpistas catalanes y su ascenso habría sido visto como una afrenta. De modo, que Dolores Delgado ha maniobrado para dejar a Zaragoza en la estacada, prestando así un nuevo servicio a Pedro Sánchez, que para eso la puso en el cargo. Desde la etapa en la que Delgado era ministra de Justicia sus relaciones con Zaragoza no eran especialmente cordiales, habida cuenta de que este mantuvo en todo momento que en el golpe del 1-O se había cometido un delito de rebelión, en contra del criterio de la Abogacía del Estado.

El mismo día que Delgado «ejecutaba» a Zaragoza, la fiscal general dejaba fuera de la Fiscalía Anticorrupción al fiscal Ignacio Stampa, el mismo que se confabuló con Podemos en el «caso Dina-Iglesias» para perjudicar a Eduardo Inda y OKDIARIO. En este caso, la decisión de Delgado era lógica, pues Stampa no recibió voto alguno de los consejeros de las asociaciones de fiscales. Delgado no tenía más remedio, vista la falta de apoyos, que dejar a Stampa fuera de Anticorrupción. Habría sido un escándalo, después de que se hubiera, presuntamente, valido de su cargo para beneficiar a Pablo Iglesias.

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