La difícil decisión de la Fed y el BCE

La difícil decisión de la Fed y el BCE

Tras el lunes de hace unas semanas, en el que Wall Street caía con fuerza al corroborar la Reserva Federal que en 2018 podría haber varias subidas de tipos para frenar la inflación que adelantaban los incrementos salariales, parece que los bancos centrales, especialmente la propia Fed y el Banco Central Europeo (BCE), van a ser mucho más cautelosos en su política monetaria.

Ambos bancos centrales se metieron hace años en una espiral de dinero gratis, con tipos oficiales del 0%, que llevaban a diversos indicadores de tipos, como el hipotecario, a cifras negativas, y a que la renta fija soberana pudiese financiarse también a tipos negativos en plazos muy cortos. Esa inundación de liquidez, justificada por las autoridades monetarias en su deseo de que fluyese el crédito hacia la economía productiva, no fue muy eficaz al principio; simplemente, pudo servir para dejar que la economía se recuperase, pero de manera artificial en muchos casos, pues la financiación de empresas y del sector público se está realizando a unos tipos irreales estructuralmente en el tiempo.

Por ello, cuando se retire esa tremenda liquidez, ¿qué sucederá? Pues que puede suponer un golpe importante al crecimiento, ya que muchas empresas —y administraciones— verán cómo crece mucho el montante que han de destinar a pagar intereses por financiarse. Ahora bien, que hay que retirar tanta liquidez como se introdujo, está claro, pero el problema ahora es cómo hacerlo para no conseguir un efecto todavía peor que el de una política monetaria tan laxa como ha habido.

Por eso, siempre se advirtió de los riesgos de una política monetaria tan expansiva, porque cuando hubiese que contraerla no resultaría sencillo hacerlo sin afectar negativamente a la economía y al empleo. Habría sido preferible que se hubiesen hecho más reformas económicas, que hubiesen incrementado la confianza de los agentes económicos para que subiese el número de transacciones y, con ello, la velocidad de circulación del dinero. Mucho más, desde luego, que el hecho de inyectar tantos cientos de miles de millones de dólares y euros. La Fed y el BCE se encuentran ante una difícil decisión, porque han de iniciar una política monetaria contractiva, pero el cómo lo hagan es esencial para no provocar un colapso económico. El exceso de intervencionismo es lo que tiene, que se generan bases de crecimiento artificiales que, sin el auxilio artificial articulado, se vienen abajo cuando se quedan sin él.

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