Montero vació las arcas andaluzas a un ritmo de 5 millones por día: desaparecieron 9.800 en cinco años
Cuando la hoy vicepresidenta de Sánchez llegó a la Consejería andaluza de Hacienda la Junta tenía un superávit patrimonial de más de 5.000 millones, y cinco años después lo dejó con un agujero de 4.800 millones
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María Jesús Montero toma este domingo el timón del PSOE andaluz bendecida por Pedro Sánchez con el objetivo de disputar al PP el poder de la Junta de Andalucía. Pero las recetas con las que Montero vende socialismo en su tierra se da de bruces con la hoja de servicios que acumuló en los años en los que formó parte del gobierno de la Junta de Andalucía. Según las cuentas oficiales que firmó en la comunidad autónoma como consejera de Hacienda, y los informes de auditoría que las certifican, recopilados por OKDIARIO, dejó las arcas autonómicas en quiebra técnica tras descapitalizar la Junta de Andalucía a una velocidad de vértigo.
Durante su etapa de cinco años como consejera de Hacienda, los haberes de esta administración autonómica se desmoronaron: desaparecieron del patrimonio neto de la Junta más de 9.800 millones de euros, a un ritmo de más de cinco millones por día.
Los documentos oficiales recabados por este periódico ofrecen un panorama demoledor sobre la capacidad gestora de Montero, que ahora se presenta como gran valedora de la «justicia fiscal». Traducida esta expresión, significa impuestos altos para apuntalar un gasto público desbocado que, en la práctica, conduce a un déficit al galope. No es un futurible sino la certeza que deja la realidad contable de Monero cuando estuvo al frente de la Hacienda andaluza, en aquella Junta controlada por el PSOE que estalló con la gigantesca corrupción de los ERE.
Montero fue consejera autonómica de Sanidad desde abril de 2004 hasta septiembre de 2013, cuando, sin interrupción, se puso al frente de la Consejería de Hacienda de la Junta de Andalucía. Como consejera de Sanidad ya había apuntado maneras: en este negociado dejó un agujero de 6.700 millones. Como consejera andaluza de Hacienda ejerció de septiembre de 2013 a junio de 2018, que fue cuando Sánchez la fichó para colocarla al frente de la Hacienda estatal y, a la postre, auparla también a la vicepresidencia primera del Gobierno.
Cuando llegó a la Consejería andaluza de Hacienda, el patrimonio de la Junta tenía un superávit de 5.045 millones, según la cifra que consta en la contabilidad oficial al cierre de 2013. Sin embargo, a finales de 2018 la Junta había pasado a tener un agujero patrimonial de 4.811 millones. Es decir, en cinco años, con Montero al frente de las arcas públicas andaluzas, se esfumaron más de 9.850 millones.
Quiebra técnica
De tener un patrimonio neto positivo de 5.045 millones, con Montero la Junta pasó a tener un patrimonio neto negativo de 4.811 millones. Es decir, que las deudas de la Administración autonómica andaluza eran 4.811 millones mayores que el valor de todos sus activos. En la práctica, una quiebra técnica sin paliativos, fruto de una descapitalización acelerada como consecuencia de un gasto público desbocado.
Tener patrimonio neto negativo significa que una entidad es incapaz de cubrir con sus activos lo que debe por sus pasivos. Simplificando, el patrimonio neto es lo que se tiene de verdad, la diferencia entre lo que se posee y lo que se debe. Que ese diferencial sea de -4.811 millones de euros da idea de la dimensión del roto; que ello se haya producido cinco años después de que esas mismas arcas tuvieran un superávit patrimonial de 5.045 millones demuestra la velocidad en la que Montero logró tal desastre.
Para determinar la salud económica de una entidad, sea una empresa privada o una administración pública, el patrimonio neto es un indicador esencial. Es mucho más revelador que la deuda. Porque deber 1 millón teniendo un activo de 2 millones es poca cosa; pero deber 2 millones teniendo un activo de 1 millón es un problema muy serio. Que el agujero roce los 5.000 millones es inquietante. Para una empresa privada, la colocaría ante el precipicio de la quiebra. Para una administración pública, es un indicador desastroso, pese a que se edulcore y capee a base de aumentar la presión fiscal y de acumular más deuda con la que poder capear los pagos del día a día, a costa de hipotecar el futuro. «Justicia fiscal».