La socialista María Jesús Montero provocó un agujero de 6.700 millones de euros en la Sanidad andaluza

El desdén con el que la socialista María Jesús Montero manejó las cuentas de la Sanidad andaluza y trató a sus proveedores le ha acabado costando a los andaluces unos 700 millones de euros en intereses de demora. Y eso de momento, porque cuatro años después de que el PSOE perdiera la Junta de Andalucía y pasara a ser gobernada por el PP, aún están digiriendo intereses de demora por facturas impagadas en la etapa socialista, intereses reconocidos en muchos casos por sentencias que condenan a la Administración autonómica por su morosidad en la era del PSOE.

Desde que María Jesús Montero entró en la cúpula de la Consejería de Sanidad hasta que abandonó la Junta como consejera de Hacienda –de 2002 a 2018, ambos inclusive–, acumuló impagos por valor de 6.000 millones de euros en números redondos, que han provocado desde entonces esos 700 millones en intereses de demora, según documentos oficiales del Ministerio de Hacienda y de la Intervención de fondos que ha recopilado OKDIARIO.

Premiada por Pedro Sánchez

Estos documentos oficiales ponen de manifiesto las destartaladas arcas que dejó en la Sanidad andaluza la que, tras esa negra gestión, María Jesús Montero fue elegida por Pedro Sánchez para dirigir las cuentas públicas de todos los españoles como ministra de Hacienda. Es decir, la que lleva años siendo timonel de los Presupuestos Generales del Estado y, además, es la número 2 del PSOE, vicesecretaria general del partido que pilota Pedro Sánchez.

Los documentos certificados por la Intervención de la Junta de Andalucía a los que ha tenido acceso este diario evidencian el desastre gestor en el que se instaló de forma continua María Jesús Montero. Sin rubor alguno, presumía de gestión año tras año, a la par que generaba agujeros de cientos de millones de euros: cada ejercicio dejaba tal cantidad de facturas sanitarias sin pagar que esos servicios y suministros contratados con empresas y profesionales acababan costando abultados sobrecostes, decenas de millones de euros que la Junta ha tenido que pagar –y sigue pagando– por intereses de demora que caen contra los bolsillos y la salud de los andaluces. Contra los bolsillos, porque al final las cuentas públicas se nutren y repercuten directamente en contribuyentes individuales y empresas. Y contra la salud, porque lo que la Junta de Andalucía ha tenido que dedicar a intereses de demora ha sido un enorme sobrecoste que se ha cubierto a base de mermar las partidas que debían financiar más y mejores equipamientos sanitarios para los andaluces.

Inversiones castigadas

Baste un ejemplo: en 2016, la Junta socialista dedicó 10 millones menos a invertir en Sanidad que a pagar los intereses de demora provocados por sus impagos, 39,58 millones de desembolsos por intereses, frente a 29,5 millones de inversiones directas.

Lo de administrar la Sanidad pública a base de no pagar a los proveedores era una práctica que María Jesús Montero no estrenó, pero a la que mostró entusiasta querencia nada más instalarse en el Gobierno andaluz. Ella llegó al frente de la Consejería de Sanidad el 25 de abril de 2004. En los dos años previos fue viceconsejera, es decir, la número 2 del departamento.

Demoledora evolución

En 2002, con Montero de viceconsejera, la cantidad de facturas que dejaron de pagar los socialistas provocaron en la Sanidad andaluza unos sobrecostes por intereses de 20,91 millones de euros. Debió parecerles que la cifra era discreta y que esa forma de gestionar daba más de sí, porque sólo eso explica que al año siguiente los impagos se multiplicaran de tal manera que provocaron unos intereses de demora de 75,94 millones de euros.

Montero, licenciada en Medicina que lleva media vida cobrando de la política y a la que el PSOE ha presentado en diversas ocasiones como «gestora sanitaria», siguió aferrada a la misma técnica de impagos y sobrecostes desde que, el 25 de abril de 2004, pasó a ser la consejera de Sanidad de la Junta de Andalucía. Ese 2004, los castigados proveedores sanitarios vieron cómo sus facturas se acumulaban en los cajones de la Consejería, impagadas, y se les forzaba a emprender acciones legales para conseguir su cobro.

Montero se estrenó al frente de la Consejería de Sanidad provocando un sobrecoste por intereses de demora de 36,92 millones de euros. Al año siguiente fueron 35,84 millones, 43,83 millones en 2006, 23,44 millones de euros en 2007, al año siguiente otros 23 millones de euros por intereses de demora… Y así se llegó a la crisis económica que desnudó las vergüenzas de las cuentas públicas, la falta de liquidez, la cruda dimensión de los impagos se disparó y con ello los intereses de demora que golpearon las cuentas de la Sanidad andaluza: 52,97 millones de euros en 2010, 72,5 millones en 2011, 57,58 millones de euros en 2012, siete millones en 2013, 29,33 millones en 2014, otros 40,5 millones en 2015, en 2016 los intereses de demora se llevaron 39,58 millones de euros, 32,32 millones en 2017 y 18 millones de euros en 2018.

Herencia envenenada para el PP

En 2019 tomó las riendas de la Junta de Andalucía el PP de Juan Manuel Moreno Bonilla, que sufrió de lleno la herencia de impagos que llevaban el sello de María Jesús Montero, que tras haber dejado la Consejería de Sanidad en septiembre de 2013 pasó a ser consejera de Hacienda de la Junta de Andalucía. Así, en 2019 el Gobierno de Moreno Bonilla tuvo que afrontar 20 millones de euros por intereses de demora generados por sus antecesores en la Sanidad andaluza. Y las cuentas han sumado y seguido en los últimos años.

A eso se añade que la única forma de enjugar ese enorme agujero de impagos e intereses de demora fue recurrir a préstamos que hay que devolver, por más que se los concediera el Estado mediante el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) que habilitó de urgencia el Gobierno de Rajoy para mantener a salvo a las autonomías con las cuentas en estado más crítico. Y, de paso, rescatar a los proveedores que estaban atrapados por los impagos de gobiernos como el de la Junta de Andalucía del PSOE. El problema es que, fruto de ese endeudamiento, pasarán años hasta que la factura de aquellos desmanes se digiera por completo.