Los del puro

Los del puro

Es curioso, sorprendente e incluso atrabiliario. Resulta que cuando media parte del Gobierno, la leninista prosoviética de las prebostes Belarra y Montero (Díaz va a lo suyo que es comprarse ropa a costa del Erario) ya ha anunciado que de suscribir el acuerdo de Sánchez, su jefe en teoría, con Biden, nada de nada, el tipo manda de enviada especial a la ministra de Defensa, Margarita Robles, para convencer a Feijóo de que apoye sin ambages el acuerdo con el presidente yanqui. Feijóo mientras tanto es ridiculizado por Sánchez tildándole de mecenas de “los del puro”. Eso sucede después de que el aún presidente haya ninguneado al PP no invitándole ni a una sola presencia en la Cumbre de la OTAN y de que el acreditado cenizo nacional le haya arreado a su contrincante un sopapo histérico plagado de insultos y descalificaciones.

Es como si tú, yo, nosotros, vosotros, necesitamos un favor de una persona identificada y antes le crucificamos con invectivas miserables. Porque somos «los del puro». Como de costumbre, este barrenero de las instituciones y de la unidad patriótica, ha revestido su exigencia a los populares con una invocación a la “responsabilidad de Estado”. Lo proclama él, que sigue apoltronado en La Moncloa gracias al quinteto de ministros/as que salen a la calle vociferando: “¡Bases fuera!” tal y como hacía el PSOE de Felipe González para conseguir la aprobación de su amañado referéndum. Es más, el grito contra las bases no fue únicamente entonces un exabrupto suburbial como todos los de la izquierda, sino un compromiso firme que aquel PSOE, ahora tan añorado según parece, suscribió con la ciudadanía. El compromiso se rompió al cuarto de hora y aquí no ha pasado nada porque ya dejó escrito Tierno Galván, el profesor absoluto del cinismo político, que “las promesas electorales están hechas para no ser cumplidas”. En esto Sánchez ha sido un maestro.

Realmente ahora al PP se le coloca ante lo que Fernández Miranda, el autor intelectual de la Transición, denominaba una “trampa saducea” que no es otra cosa que someter al interlocutor a un acoso en forma de una interrogante como ésta: “¿Está usted dispuesto a firmar este acuerdo o carece usted de sentido de Estado?”. En el fondo y en la forma cualquier respuesta que articule el PP será interpretada o cómo un éxito del cenizo nacional o como una denuncia de la escasa responsabilidad en materia de Defensa o Exterior que tiene el partido de la oposición. Sois “los del puro”. La contestación adecuada no debe ser echarse en los brazos del oso de Sánchez, sino ponerle en la tesitura siguiente: “De acuerdo (Ok para la ocasión) yo apoyo el endoso pero usted me asegura que TODO su Gobierno hace lo mismo”. Se trataría de una condición adecuada, sine qua non, para demostrar el todavía jefe del Gobierno, que al PP de Feijóo no se le puede utilizar como un moquero; me sirves, te pido apoyo, no me sirves, te escarnio. Sois “los del puro”.

Respecto a uno de los puntos clave de la secuela atlántica, la subida hasta el 2 por ciento de los Presupuestos españoles para Defensa, este cronista directamente no se la cree. Pero, vamos a ver pazguatos: ¿En qué cabeza cabe que este Gobierno de ultraizquierda vaya a llenar la bolsa de Defensa con un ascenso tan espectacular de los números dedicados a este menester? Cuando resulta que apenas doblado el verano, en el próximo septiembre, Europa, por fin, llame la atención a este Gobierno de depredadores económicos, ¿cómo se van a multiplicar los gastos en Defensa si no habrá siquiera euros para atender a nuestros pensionistas?. Lo comprobarán: llegado el momento de apañar cifras, Sánchez se olvidará de lo conversado con Biden y dejará a buen recaudo su Presupuesto del dos por ciento que, dicho sea de paso, no hay un sólo militar consciente y responsable (no los que desdichadamente están al servicio del cenizo) que celebre el acuerdo con los norteamericanos; simplemente no tragan, no se lo creen, no son estúpidos.

Volvamos al cepo con que Sánchez intenta paralizar al Partido Popular. Ya hace tiempo, apenas llegado Feijóo a la Presidencia de Génova, éste remitió al aún jefe del Gobierno el borrador de un Plan Económico para salvar a España de la hecatombe en la que este sujeto nos ha colocado. ¿Cuál fue la respuesta?: ni un llamada, ni un escrito aunque fuera de acuse de recibo, nada de nada. También por ese tiempo, nuevamente la dirección popular remitió a la cueva de Sánchez su propuesta para reformar el Artículo 49 de la Constitución, el que se refiere al tratamiento de los llamados hasta ahora en nuestra Norma Suprema, “disminuidos físicos”. Pues nada: esa es la continua e inane demagogia de los socialcomunistas sobre el asunto, ni un comunicado de respuesta. Lo mismo que ha ocurrido con otra de las iniciativas de Feijóo: un acuerdo bilateral sobre la Seguridad Nacional y naturalmente la Alianza Atlántica. En este caso la réplica de La Moncloa ha sido apartar al gran partido de la oposición de cualquier presencia en la reunión de la OTAN. ¿No hubiera sido más adecuado que Sánchez hubiera llegado a los fastos de Madrid con una posición homogénea entre su Gobierno y el Partido Popular?

Pues lo dicho: ninguneo y puñalada por la espalda. Estos son los modos del actual presidente que ahora, por pura necesidad, acude a sus enemigos políticos (así se les declara en la fontanería monclovita) para que les saquen del jardín de cactus en el que se ha metido. Un “acuerdo de país”, dice. Si el PP tiene la menor intención -que la tiene- de refrendar el pacto con Biden, tendrá que hacerlo sabiendo hasta el último caracter de la letra pequeña del texto. Sánchez va a mentir a Feijóo porque ésta es su condición patológica, no conoce otra. Sería estúpido que el PP cayera en sus redes, en esas proclamas de consejos, medias advertencias y caracoleo. Como afirmaba un amigo víctima del Covid: “Los consejos en efectivo y por adelantado”. Ni una broma con este pillo.

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